«¿Qué tenían que haberse puesto los chalecos? Pues sí, pero tardas un minuto en colocártelo y ya no sabremos nunca que habría ocurrido en ese tiempo con la rehén o con los otros compañeros». Este alto cargo policial de la Comisaría de Vigo defiende la actuación heróica de los dos agentes tiroteados el pasado viernes y se muestra tajante, a preguntas de Vigo Última Hora, al afirmar que no llevaban puesto el chaleco. «Rotundamente no, los tenían en el maletero como ocurre con todos los ‘zetas’ desde marzo», señala antes de explicar que la actitud descabellada del asaltante fue la que desencadenó la tragedia.
Es más, este mando policial valora la actuación de los agentes. «La intervención estuvo muy bien planteada, le dejaron una vía de escape, pero se cegó y huyó en sentido contrario al lugar donde tenía el coche», asegura. Los hechos cree que avalan el operativo. «Lo hicieron bien y los cuatro agentes tuvieron a tiro al atracador, por eso lograron abatirlo, en caso contrario podían haber muerto los tres», añade.
Técnicos sanitarios
Otros agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de Vigo confirman los datos y ofrecen una versión similar. «Te encuentras a diario con muchas situaciones de este tipo y nunca sucede una cosa así, por eso no se pusieron los chalecos», explica un policía nacional vigués en activo. También fuentes sanitarias que asistieron en el lugar de los hechos a los heridos ratifican que ni Vanessa L.G., de 36 años y fallecida en el tiroteo, ni el subinspector Vicente A.B., de 41 y todavía hospitalizado en estado grave, llevaban el chaleco. «Es evidente que si lo tuviese puesto no le alcanzaría una bala en el pulmón», explican.
Los hechos, según las fuentes consultadas por Vigo Última Hora, apuntan a que tanto Vanessa como Vicente llegaron al lugar del atraco cuando la tensión era máxima. «El atracador intentó huir y ellos dos recularon, pero quedaron a tiro», indican. Los dos agentes llegaron más tarde que sus compañeros porque en el momento del aviso por emisora se encontraban en la calle Torrecedeira, al otro lado de la ciudad. Al bajarse del coche patrulla se desató el intercambio de disparos y las palabras de Vanessa para que Enrique L.F. depusiese su actitud atrajo la atención del ladrón.
El resultado fue fatídico, las dos balas del calibre 9 Parabellum acabaron con su vida. El subinspector también fue alcanzado y, pese a la gravedad de su estado, ha mejorado en las últimas horas y no se teme por su vida. «Vicente es un agente muy sensato, rápido a la hora de analizar este tipo de situaciones», afirma el mando policial a Vigo Última Hora. Igualmente, describe a Vanessa como una «jabata» y asegura que «su comportamiento fue ejemplar».
Trayectorias
La brigada científica del Cuerpo Nacional de Policía investiga ahora las trayectorias de los disparos con recreaciones en 3D para determinar cómo se produjeron los hechos. Las primeras pesquisas indican que tanto Vicente A.B. como Vanessa L.G. y un tercer agente llegaron a disparar contra el atracador, aunque todavía no está claro cuál fue el número de disparos y cuántos hizo cada uno.
Lo que sí parece definitivamente descartado es que Enrique L.F., que disparó al menos 15 veces, contase con un cómplice en el exterior para facilitarle la huida, pese a que así lo anunció a las empleadas de la sucursal bancaria en el momento del asalto. La Policía encontró un vehículo del fallecido a unos 100 metros de la oficina de Doctor Carracido con el que pretendía escapar de la escena del crimen.
Los restos mortales de Vanessa L.G. fueron trasladados este domingo desde la Comisaría de Vigo, donde se instaló la capilla ardiente, hasta su localidad natal, en el municipio lucense de Guitiriz. Agentes de la Policía Local y Nacional escoltaron el coche fúnebre por las calles de la ciudad después de la emotiva despedida que le rindieron sus compañeros.