Como cualquier otra madre trabajadora, ha de hacer malabarismo para conciliar su carrera profesional con la vida familiar. El resultado está siendo satisfactorio porque ha vuelto a la piragua con fuerzas renovadas. Tras una primera toma de contacto en verano, en septiembre regresó a la dura rutina de entrenamientos que su disciplina exige. Está satisfecha: «Siempre existía la duda de cómo volvería tras el embarazo, a pesar de que traté de cuidarme mucho y no perder la forma. Me guío por los test que estoy haciendo y estoy en los mismos tiempos que el año pasado».
Para Portela, lo más duro no son las largas jornadas de trabajo, a las que ya se ha habituado tras una dilatada carrera deportiva, sino tener que pasar tiempo alejada de su hija. Explica en qué consiste su rutina desde que ha vuelto a los entrenamientos: «Me levantó a las siete de la mañana, desayuno, preparo a mi hija y la llevo a la guardería. Después, me voy a Pontevedra a entrenar. Y por la tarde otra vez lo mismo. Siempre hay alguien de la familia dispuesto a echar una mano». Como es lógico, el trabajo no se acaba cuando sale del agua o del gimnasio del Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra: «El tiempo de descanso que tenía antes después de entrenar ya no es el mismo. La niña es lo primero. Ando a cien todos los días, pero merece la pena. Para cualquier madre es fundamental la colaboración de la familia y yo la estoy teniendo».
La palista canguesa entrena con una fecha en mente: el 18 de abril. Ese día se celebrará el selectivo de la Federación Española en el que se decidirá qué deportistas representarán a España en las competiciones internacionales de 2015. Si logra la plaza, su primera cita será el Europeo, que tendrá lugar en mayo en la localidad checa de Racice. La siguiente, y mucho más importante, será el Mundial de Milán, que se disputará entre el 19 y el 23 de agosto. En él, se pondrán en liza los billetes para los Juegos Olímpicos. Portela espera llegar a este punto con opciones. «Ahora mismo es un poco incógnita. Me encuentro bien y mis tiempos son buenos, pero tengo que ver cómo voy progresando. Está claro que el gran objetivo para 2015 es el Mundial», argumenta.
Si supera estos dos exámenes, lograría todo un hito en el deporte gallego: participar en cinco ediciones de los Juegos Olímpicos. Portela es consciente de la relevancia de este hecho: «Sería todo un logro. Significa estar dieciséis años, a los que hay que sumar los dos como juvenil, en la élite de un deporte. Cuesta mucho conseguirlo. Me haría mucha ilusión estar con Río de Janeiro». La morracense tiene grandes recuerdos de sus experiencias olímpicas. «Ir a unos Juegos es increíble para cualquier deportista. Aunque nosotros, al disputarse las pruebas de piragüismo en un lugar diferente, no tenemos el trato diario con competidores de otras disciplinas, es más como un Mundial. Pero es la meta a la que aspira cualquiera», explica.
Portela se estrenó en Sidney con tan solo 18 años y logró un décimo puesto en K1-500. En Atenas consiguió dos diplomas olímpicos y en Pekín un tercero. Su mejor momento llegó en Londres 2012: «Estaba en un gran momento de forma. Iba sabiendo que podía estar en el podio». Finalmente, se quedó a solo un paso. Fue cuarta en K-1 200, logrando así su cuarto diploma. Quizás en Río, dentro de poco más de año y medio, tenga opciones de sacarse la espina y lograr una medalla que dedicar a su hija Naira. De momento, trabaja duro para conseguirlo.