El tiroteo en el que perdió la vida Vanessa Lage y resultó herido de gravedad Vicente Alló puso de manifiesto, a juicio del Ministerio del Interior, que es necesario regular la utilización del chaleco antibalas, puesto que ninguno de ellos tuvo tiempo para ponérselo antes de que el atracador comenzase a disparar contra los agentes que acudieron a la calle Doctor Carracido.
De esta forma, el pasado 23 de diciembre, tres semanas después del suceso, remitió un carta interna a todas sus comisarías en la que fija las normas para el reparto y utilización de los chalecos antibalas. Basándose en el Real Decreto de protección de riesgos laborales de funcionarios de policía de 2006 y «tras el fatal desenlace de recientes sucesos violentos, la Dirección Adjunta Operativa» da una serie de órdenes de obligado cumplimiento.
«En las plantillas y órganos directivos de la Dirección General de la Policía a los que se hayan suministrado chaleco antibalas, se deberá proceder a su entrega a funcionarios policiales con carácter individual en función de la operatividad y peligrosidad del puesto de trabajo que desempeña quedando prohibido el almacenamiento y restricción del uso», señala la carta.
Respecto a las asignaciones individuales de dichos chalecos, señala que tendrán preferencia los funcionarios que prestan servicio en seguridad ciudadana, tanto en la atención al ciudadano como en las UPR (Unidad de Prevención y Reacción), a la que pertenecían los agentes tiroteados en Vigo. También tendrán prioridad los servicios de seguridad y custodias y brigadas móviles.
«Tantos chalecos como ocupantes»
En todo caso, continúa la directriz, las plantillas que no cuentan con chalecos de carácter individual para todos los integrantes uniformados hasta que se complete la dotación de todos, conservarán «cantidades suficientes para la utilización colectiva a fin de cubrir sus servicios teniendo en cuenta que los vehículos con distintivos policiales deberán llevar como dotación obligatoria tantos chalecos como ocupantes».
La Dirección General de Policía es tajante a la hora de fijar el uso de chalecos en situaciones peligrosas como la acontecida en Vigo. «En las actuaciones que por su complejidad pueda existir el riesgo o amenaza para la integridad física de los actuantes o terceros será obligatoria la utilización del chaleco bien individual o bien el asignado a la dotación», señala la carta.
En cualquier caso, añade que «en las actuaciones que no concurren las circunstancias anteriores, la utilización del chaleco será obligatoria si así lo determina el responsable del servicio atendiendo a los criterios de oportunidad y congruencia». Por último, obliga a los agentes a asumir la necesidad de llevar el chaleco y explica que «la asignación de los chalecos de uso individual o colectivo supone asumir la responsabilidad de su utilización».