El Partido Popular de Vigo, a juzgar por las decisiones de sus máximos dirigentes, debe ser una «panda» de inútiles, ya que a la hora de encabezar la lista a la alcaldía de la ciudad más importante de Galicia, han tenido que recurrir a una funcionaria gris y desconocida, cuya única relación con Vigo es la pernocta.
El candidato natural de los populares, por sentido común, al buen entender de sus bases y de los ciudadanos que les votan, debería ser Chema Figueroa, el hombre que ha estado batiendo el cobre desde tiempos inmemoriales y el más conocido en la ciudad y su periferia.
Chema Figueroa, el eterno escudero y segundón, ahora está a la espera de un exilio dorado, tras su marcha, dejará a la funcionaria al pairo sin trapo, para navegar en una ciudad en la que los barcos causan verdaderos dolores de cabeza y hay que lidiar con la Hidra de las serpientes venenosas.
Vigo no es una ciudad cualquiera, Vigo es la vanguardia de Galicia, su locomotora económica y su hervidero cultural, por lo tanto la alcaldía de Vigo es una de las plazas más importantes de la nación de los celtas.
Alberto Núñez Feijóo, con esta equivocada decisión, ha dado vía libre al triunfo del socialista Abel Caballero, que recogerá buena parte de los votos de las descontentas bases populares.
De todas las listas y combinaciones de listas, que se han barajado para defenestrar al socialista Abel Caballero, no ha salido nada serio y consistente, salvo la obligada lista nacionalista encabezada por el líder de la CIGA, más parece que los detractores del alcalde de Vigo se hayan dedicado a marear la perdiz, sin la intención seria, de crear una propuesta distinta y convincente, para liderar la oposición a Caballero.
Por cierto, que la aventura de Núñez Feijóo ha hecho caso omiso al conocido y comprobado argumento de que la lista la ha de encabezar el más conocido del lugar.
En cuanto al resto de la parroquia, algunos fontaneros y maniobreros se han quedado sin clientes, otros apuran los escasos días que faltan para «sumarse» «posiblemente» a una lista «ganadora», pero Núñez Feijóo, ya ha dispuesto las piezas en el tablero de ajedrez en lo que parece ser una jugada a dos.
La teoría de los tres ríos que convergen ha fracasado, los nacionalistas marcan claramente su territorio, mientras las tribus de los movimientos de masas siguen divididas gracias al imperio del vedetismo y las ambiciones personalistas.
La lista de podemos se ha convertido en ese oscuro objeto de deseo, plagado de desconocidos y ambiciones, pero incapaz de articularse para ofrecer algo creíble al electorado.
De momento es lo que hay, los terceros en liza, están tardando tanto, que ya ha quedado rezagados en la carrera a la alcaldía y habrán de conformarse con un papel secundario, donde el Alcalde es la estrella indiscutible.
En Vigo vuelve a resultar cierta aquella frase comercial que decía: «busque, compare y si encuentra algo mejor, compre