Lo que muchas personas llaman la «Bola del CUVI» es, en realidad, una escultura del aclamado artista plástico Silverio Rivas (Ponteareas, 1942). La fotografía corresponde a las primeras horas de un día cualquiera de un invierno gris y lluvioso, pero la actividad universitaria, y en particular la de la Universidad de Vigo, nunca se detiene. Aulas y laboratorios constituyen el escenario de una formación y de una investigación que goza de un gran prestigio incluso fuera de nuestras fronteras. Porque, en unos momentos en los que se pone en duda la sostenibilidad del sistema universitario español, la Universidad de Vigo da buena cuenta de la rentabilidad de la inversión en educación e investigación.
La actual universidad viguesa es una universidad relativamente joven, pues nació hace varias décadas. Al principio hubo que solventar numerosas dificultades, y esta realidad actual no era, en aquella época, mucho más que un tímido germen llamado Colegio Universitario, que surgió en la década de 1970 con el indiscutible impulso del profesor Armando Priegue, entonces director de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Industrial («Peritos»), y fundador y director del laboratorio AIMEN (Asociación de Investigación Metalúrgica del Noroeste). Y se contó con el apoyo económico de la entonces Caja de Ahorros Municipal de Vigo, factor indispensable para su puesta en marcha. Muchas personas todavía recordarán unos barracones ubicados en un lateral de la Escuela de Peritos —-donde hoy está la biblioteca—-, y las primeras edificaciones en Marcosende, que englobaban Químicas, Biológicas, Filología y Económicas, y que actualmente corresponden a la facultada de Filología.
Quienes hasta ahora han asumido la responsabilidad y el honor de ocupar el puesto de rector han luchado y luchan denodadamente por mejorar las infraestructuras, las dotaciones materiales y humanas, y por alcanzar un nivel de excelencia con el que ahora ya se compite, en muchas áreas, con otras universidades extranjeras. Y por ese motivo, la enorme esfera de Silverio Rivas parece constituir el núcleo alrededor del que se mueve la vida universitaria de la UVIGO, como un centro alrededor del que está vertebrado el saber, la investigación y la enseñanza. Y ese movimiento no debe cesar.