Ya es tarde, muy tarde. O temprano, ya que ya hay luces despertándose en las ventanas de los que se levantan para ir a trabajar. Entre una nube mansa y baja de humo de tabaco se perfilan tres figuras: Baco, alegre y embriagado de felicidad es el que saluda las madrugadas bailando solo en medio del local. No atiende al ritmo de la música, es más, no le importa si está o no sonando alguna música. Más allá acodada en la barra está Minerva. Sabia y femenina. Reflejando toda la serena insatisfacción que proporciona el haber vivido mucho. Es como una canción compuesta por Mogol y Battisti. Al fondo, sin apartar la vista de la puerta, Neptuno, recio y callado. Poderoso. Parece un capitán de barco derrotado o un estibador de puerto soviético, me recuerda a un camarero francés que conocí hace años. Éstos son los personajes que componen la historia y protagonizan el cuerpo de obra de Tiempo Invisible.
Javier de Juan (Linares, 1958) aparcó arquitectura para dibujar. Se forjó en la Movida y en la revista Madriz. Se expresa mediante el cómic, el óleo, el dibujo,… Para esta serie utilizó un traje de captación de movimiento para alcanzar toda la expresión del cuerpo humano. La obra, en Lab_in Gallery hasta finales de abril, son estampaciones digitales sobre papel arches intervenidas luego con grafito, ceras o pasta de fibra de vidrio. La intervención complementa la obra mostrando en detalle más movimiento en los personajes con los que podemos tomarnos la penúltima antes de salir a saludar al día.