Sólo el nombre ya asusta, pero debe hacerlo (lo de asustar, me refiero) a quienes deciden entrar a la Caldera al revés, remontando el barranco y superar los casi 550 metros de desnivel. Se atraviesa un paso de múltiples lazadas por la empinada pared del barranco conocido como El Reventón. Mejor no explicar por qué si lo hacemos de subida.
En nuestro caso el camino es en bajada pero llega a hacerse largo y las piernas se cargan después de los casi 1.000 metros de desnivel acumulado (de ahí su dureza) al combinarlo con la etapa de ayer. A cambio ofrece parajes y panorámicas fantásticas, desde una visión cara a cara del monumento natural del Roque Idafe, monolito sagrado para los benahoritas, hasta la cascada de Colores o caminar por aguas naranjas y negras a la vez, también verdes… Un recorrido fantástico que si tenéis oportunidad de realizar alguna vez, no dudéis que no os va a defraudar. Una de las rutas senderistas más completas en todos los sentidos de la red de parques nacionales y, lo dicho, una de mis favoritas.