Balaídos vivió este miércoles un duelo entre dos equipos con el mismo objetivo, la séptima plaza, pero que atraviesan momentos muy diferentes. En el Celta todo era alegrías tras la buena imagen ofrecida ante el Real Madrid a pesar de la derrota, mientras que al Málaga se le está acabando la gasolina. Ya nos desprende las mismas buenas sensaciones que en los dos primeros tercios de competición y acudía a Vigo tras acumular seis partidos sin ganar.
En la primera parte quedó en evidencia estos dos momentos de forma tan dispares. Los primeros 45 minutos prácticamente fueron un monólogo del Celta, aunque, eso sí, la ocasión más clara la tuvo el Málaga, ya que en el minuto 33 Darder estrelló el balón en el palo.
La alineación celeste contó con dos novedades. Charles y Tucu Hernández entraron en el equipo. Berrizo optó por dar descanso a Larrivey y a Santi Mina, que acabó tocado el partido ante el Real Madrid. A pesar de estos retoques, la filosofía y la actitud de los vigueses fue la misma que contra el equipo blanco. El Celta saltó al terreno de juego con la intención de tener el balón y, a partir de la posesión, avasallar a su rival. Lo consiguió, pero le faltó pegada.
Nolito fue el hombre más incisivo de los celestes en esta primera mitad. El gaditano está en estado de gracia y ofreció un auténtico recital de ‘caños’, controles de balón imposibles y regates asombrosos. De sus botas nacieron las dos ocasiones más claras del Celta en el primer periodo. En el 20, envió un preciso pase a Jonny, que desde línea de fondo mandó el balón atrás. Orellana, prácticamente en el punto de penalti, tenía remate franco, pero el chut fue defectuoso y pegó en el cuerpo de Charles.
El brasileño fue protagonista seis minutos después al desperdiciar la ocasión más clara de los vigueses. Nolito, quién si no, asisitíó al delantero tras completar una pared Krohn-Dehli. Charles, solo ante Kameni, se escoró demasiado en su intento de driblar al portero y ya sin ángulo envió el balón a las nubes.
El Celta dominaba y combinaba en las inmediaciones del área rival. El Málaga había intentado morder en la salida de balón rival, pero los vigueses lograban desprenderse de esta presión sin demasiada dificultad y se encontraban con espacios, sobre todo un inspirado Nolito.
Sin embargo, cuando la situación parecía totalmente controlada llegó una jugada que pudo cambiar el rumbo del partido. Tras una combinación entre Samuel y Duda, el balón le llegó dentro del área a Darder, que se había incorporado desde segunda línea. El centrocampista del Málaga, solo ante Sergio, estrelló el balón en el palo. Los visitantes desperdiciaron la única, y clara, ocasión con la que contaron en una primera parte en la que al Celta dominó pero careció de la determinación necesaria de cara a portería.
El plan celeste en la segunda mitad fue el mismo, pero el Málaga no se mostró ya tan pusilánime. Comenzó a enseñar los dientes en ataque y quiso el balón. Cuando se acercaba por las inmediaciones daba sensación de peligro y antes del minuto 10 ya había puesto en serios aprietos a la defensa celeste en dos ocasiones. Primero Amrabat, en una acción en la que reclamó penalti de Sergio. Poco después Horta, en una jugada en la que Hugo Mallo apareció de forma providencial para rebañar el balón cuando el malaguista se disponía a encarar al meta de Catoira.
El Málaga asustaba, pero fue el Celta el que pudo marcar a continuación. Augusto avanzó metros y se plantó en el área. El argentino le cedió el balón a Orellana, que puso un centro medido al segundo palo. Allí estaba Charles, que cabeceó al larguero. El rechace le cayó al Tucu Hernández, que falló a puerta vacía.
Puede que movido por este error garrafal, Berizzo decidió sustituir al Tucu y dar entrada en el campo a Santi Mina. También intentó oxigenar el centro del campo sustituyendo a Krohn-Dehli, con muchos kilómetros en sus piernas, por un Álex López más fresco.
El Málaga, consciente de que con este resultado eliminaba al Celta de la lucha por Europa, comenzó a conformarse con el empate. Aun así, Amrabat dispuso de una buena ocasión a la contra. Le ganó al esprint a Fontás, se plantó ante Sergio y ya sin fuelle no pudo atinar con su disparo. Poco después, en una acción similar en el otro área, Charles reclamó penalti por un empujón de Angeleri. Hernández Hernández decidió no señalar nada.
Berizzo gastó su última bala metiendo en el campo al Larrivey. Se fue un desacertado Charles. Los minutos pasaban y con ellos las esperanzas europeas de un Celta al que le faltaba fluidez en este tramo final. No encontraba los caminos hacia la portería de Kameni hasta que en el minuto 88, tras una buena jugada de Álex López, Santi Mina avanzó por banda derecha y envió un balón raso al centro del área. Allí estaba Nolito, que batió al meta malagueño. Un gol de oro. El sueño sigue vivo.
Celta: Sergio, Hugo Mallo, Cabral, Fontás, Jonny, Augusto, Krohn-Dehli (Álex López, min.71), Orellana, Pablo Hernández (Santi Mina, min.63), Nolito y Charles (Larrivey, min.79)
Málaga: Kameni, Torres, Welligton, Angeleri, Rosales, Horta Castillejo, min.54), Tissone, Duda (Juanmi, min.63), Darder (Recio, min.88), Samuel y Amrabat,
Goles: 1-0, mi.88: Nolito
Árbitro: Alejandro José Hernández, del comité de Las Palmas. Amonestó a Augusto, Álex López, Nolito, Darder, Juanmi, Tissone, Welligton y Recio.
Incidencias: Balaídos: 17.205 espectadores. Antes del comienzo del partido se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas del trágico terremoto de Nepal.