«Nos hemos juntado un grupo de chiflados. Hay que estar ‘jamado’ para presentarse a este tipo de cosas», bromea Borja Ropero. Desde hace unos meses, un grupo de amantes del deporte se ha unido para apoyarse mutuamente en uno de los mayores retos de su vida y compartir su experiencia a través de las redes sociales y de un blog que han creado para contar el día a día de su preparación. Se encuentran a solo dos meses de su meta, que es el Ironman de Vitoria. Allí les esperan 3,86 kilómetros a nado, 180 en bicicleta (equivalente a una etapa del Tour de Francia) y 42,2 a pie, la distancia de una maratón.
Algunos son ‘veteranos de guerra’ y ya han participado en algún Ironman. Otros, como Borja, que fue futbolista -se formó en las categorías inferiores del Celta y, entre otros equipos, militó en el Coruxo y en el Rápido de Bouzas-, siempre han estado ligados al mundo del deporte. Pero un tercer grupo lo forman personas que un día decidieron levantarse del sofá y empezar a practicar deporte para mejorar su calidad de vida. Y lo que empezó como una simple manera de perder unos kilos y mantenerse en forma se ha convertido en casi una obesión.
«Hay estudios que dicen que entre las personas que practican triatlón el índice de divorcios es mayor. Es muy adictivo e intentas sacar tiempo de donde sea para entrenar», explica Ropero. Ninguno de los integrantes de ‘Más allá de un reto’ es profesional, por lo que tienen que compatibilizar sus trabajos y sus familias con los entrenamientos para una prueba tan exigente. Combinan entrenamientos individuales -algunos de ellos a horas intempestivas- con salidas en grupo, sobre todo los fines de semana. Además, gracias a las nuevas tecnologías tienen totalmente controlado cuántos kilómetos recorre cada uno y es inevitable que surjan ‘piques’.
Desde el 1 de enero, cada uno de los integrantes del grupo ha recorrido entre 80 y 130 kilómetros nadando, más de 700 kilómetros a pie y entre 1.000 y 3.000 kilómetos en bicicleta. Y lo más duro está aún por llegar. En la recta final de la preparación se incrementará la carga de trabajo. Sin ir más lejos, el pasado domingo quedaron a las 7 de la mañana para hacer unos kilómetros en bicicleta antes de participar en la Media Maratón de Vigo.
Estos valientes vigueses también buscan patrocinador. Es uno de los motivos por los que han decidido unirse. El triatlón es un deporte caro -solo la inscripción para el Ironman de Vitoria cuesta ya 290 euros- y reconocen que les vendría bien una pequeña ayuda para sufragar este sueño. De hecho, tomaron la idea de la iniciativa ‘Where is the limit’ del ‘broker’ y triatleta Josef Ajram.
Pero el dinero es lo de menos, lo importante es la ilusión. Borja Ropero, curtido en mil batallas deportivas, reconoce que la satisfacción que le proporciona un triatlón es indescriptible. «Aunque nosotros hemos decidido unirnos, esto no deja de ser un deporte individual en el que compites contra ti mismo. Recuerdo la primera vez que acabé un triatlón. A pesar de que era de una distancia cortísima, la satisfacción cuando entré en meta fue ‘acojonante'», explica.
Además de los diez ‘chalados’ que se están preparando para el Ironman, otra decena de deportistas que no estarán en Vitoria entrenan habitualmente con ellos. Y están dispuestos a acoger a muchos más. Cualquiera que se vea con fuerzas para seguir su ritmo, se puede unir a ellos y compartir su sana locura.