En sus conclusiones, el CES manifiesta su preocupación por la desigualdad social, por la necesidad de que la recuperación llegue a todos los niveles de la población, por el crecimiento demográfico negativo…, en fin, lo que toda la ciudadanía sabe desde hace mucho tiempo, porque le toca vivir la realidad cotidiana sin privilegios añadidos y sin cobrar los honorarios astronómicos que disfrutan los que dirigen el mencionado organismo, unos sueldos que, por cierto, pagamos todos los contribuyentes. Así las cosas, conviene aclarar qué es lo que pretende ser el Consello Económico e Social de Galicia, y qué es, en realidad, ese organismo de nombre tan rimbombante, pero tan poco útil.
El CES se define en su página web (http://www.ces-galicia.org/ces/benvida) como “un órgano consultivo de la Xunta de Galicia creado para facilitar la participación de los agentes socioeconómicos y de los representantes de la sociedad civil…” Como se ve, todo un conjunto de palabras para engrandecer la labor —de eficacia muy dudosa— de un organismo que da cabida a treinta y cinco personas (35) en total, encabezadas por la persona que ostenta la presidencia, y por otra que ocupa el cargo de secretaría. Las treinta y tres personas restantes engloban representantes de las organizaciones sindicales, organizaciones empresariales, y diversas asociaciones ciudadanas, culturales y socioeconómicas.
En el CES hay cabida para casi todo el mundo. Pero el CES también puede interpretarse como un retiro dorado para algunas personas que han hecho de la política una profesión vitalicia, y, al mismo tiempo, como una vía de financiación y un mecanismo de clientelismo para diversas organizaciones de todo tipo. Porque el presupuesto del CES no resulta baladí, y resulta muy curioso que en su página web facilitan numerosas memorias económicas y sociales de Galicia, pero si deseamos consultar la memoria económica del propio CES necesitaremos realizar una búsqueda al margen de su propia página, que para el profano no resulta fácil encontrar. En la siguiente dirección se puede consultar, por ejemplo, la memoria del Consello Económico e Social de Galicia correspondiente al año 2007. En ella se puede observa, por ejemplo, el montante económico general, que ese año 2007 ascendía a más de un millón doscientos mil euros (1.200.000 euros), lo que estaba previsto que cobraran los representantes de los diferentes organismos participantes (casi 55.000 euros para repartirse entre todos ellos en aquel año, sin contar la presidencia y la secretaría, por supuesto), y otras cifras que merecen la misma atención y que pagamos entre todos los contribuyentes.
Cualquiera que se haya interesado por saber realmente el presupuesto que maneja el Consello Económico e Social de Galicia, los sueldos —enormes, por cierto— que cobran sus dirigentes y sus privilegios añadidos, y luego de leer esas conclusiones anunciadas a bombo y platillo que hoy comentamos aquí, y sabiendo que el CES solamente es un órgano consultivo, cualquiera, como digo, se preguntará, tal como están las cosas, si realmente es necesario tal dispendio para que luego nos tomen por idiotas diciéndonos lo que todos pensamos y que confirma, además, que ese organismo no está, precisamente, en manos de las personas más preparadas y más capaces.