Una vez más, diferentes órganos públicos se utilizan para recompensar con retiros dorados a políticos que han quedado marginados por el fracaso, o a los que su propio partido los ha quitado del medio dándoles lo que se conoce como «una patada para arriba». Por una parte, Rafael Louzán, el que parecía -o se creía- eterno Presidente de la Diputación de Pontevedra, y que ha sido incorporado al Consorcio de la Zona Franca por empeño de la Delegada Teresa Pedrosa. Por otra parte, la candidata del Partido Popular a la Alcaldía de Vigo, Elena Muñoz, que cosechó uno de los más estrepitosos fracasos electorales que se recuerdan y que ahora, por empeño de la Delegada, también pasa a formar parte del Consorcio. Está claro que los nombramientos de Muñoz y de Louzán resultan totalmente forzados. Además, en ambos casos, estas incorporaciones desplazan a representantes de la industria, cuya participación sí hubiera sido más lógica por su conocimiento y por su aportación.
Es preciso recordar que la socialista Carmela Silva ha conseguido romper la trayectoria continuada de Rafael Louzán al frente de la Diputación de Pontevedra, dándole un nuevo -y necesario- aire al mencionado organismo, y, así las cosas, de no ser por este nombramiento en el Consorcio de la Zona Franca de Vigo, Louzán quedaría fuera del juego político.
En cuanto a Elena Muñoz, conviene recordar que fue mal elegida como candidata desde un principio, en contra de toda lógica y del deseo mayoritario de los militantes. No reunía ninguna cualidad destacable y ni siquiera conocía la ciudad que pretendía representar. Sin embargo, a pesar de todo ello, nunca se ha planteado la dimisión de quienes se empeñaron en nombrarla, y ahora, para compensar el fracaso, una parte del Partido Popular -porque un gran número de militantes tampoco está de acuerdo- intenta arroparla colocándola al frente del Partido Popular de Vigo, añadiendo este nombramiento que no tiene pies ni cabeza; un auténtico desastre político.
El Partido Popular, en contra de la lógica y de los estatutos del propio organismo, pretende convertir la Zona Franca de Vigo en un cementerio político que hará muy difícil el entendimiento. Tal como queda constituido el Consorcio de la Zona Franca de Vigo, seguramente servirá, principalmente -y el tiempo se encargará de demostrarlo-, para atacar y tratar de paralizar los proyectos del alcalde de Vigo, Abel Caballero, contra quien el Partido Popular ha perdido, de modo dramático, la batalla en las urnas. Precisamente, en esas elecciones quedó muy claro un sentir popular que dista mucho de estos comportamientos pueriles que ahora manifiesta el Partido Popular. En fin, Elena Muñoz y Rafael Louzán resultarán en el Consorcio como un par de cuñas de madera que únicamente sirven para abrir los troncos. ¿Hasta cuándo va a seguir el Partido Popular fuera de la realidad?