El plan “b” a bordo. La verdad que podría ser el plan “a”, el disponer a bordo de los instrumentos básicos para la navegación costera para el “Rías”: cartas de papel actualizadas, compás de demarcaciones, prismáticos, lápiz, goma de borrar, compás de puntas, transportador, regla y VHF portátil; con estos elementos y el compás de cubierta ajustado ya podemos hacer todas las millas que nos pida el cuerpo por el litoral -también es obligado libros de faros, mareas y derroteros-; aunque los más seguro que esto sea el plan “b”.
Carta náutica de la Ría de Vigo.
Hoy en día es digital, lo normal del plan “a” es llevar a bordo una fauna de todos los trastos electrónicos posibles: GPS con diferencial interconectado a la electrónica, segundo GPS portátil (revisar pilas), electrónica de viento de última generación con veleta con microprocesador que integra el diferencial de la escora del velero, pantallas grandes de LED en cubierta con información de todos los parámetros del viento, velocidades, rumbos (real, aparentes, de fondo, etc.), plotter, PC con programa de navegación táctico en mesa de cartas, tableta repetidora para llevar en cubierta, dos equipos de VHF para controlar el canal del Comité y otro para el tráfico marítimo, A.I.S., etc.; evidentemente que todo esté perfectamente calibrado y disponer de un súper banco de baterías de última generación para que no falle nada durante la etapa.
Sí todo el paquete de electrónica, un pastizal, marcha bien durante toda la regata habrá poco estrés en cubierta. Como casque en algún momento, mejor no pensarlo ante el ingente río de improperios del patrón, que subirá y bajará todo el santoral. Y que sí suele suceder, ambas cosas.
Ser precavido es lo mejor en la mar, y en una regata como el “Rías” es vital tomarse unas horas para estudiar la navegación, hacer una lista de rumbos por tramos del recorrido de cada etapa (en el libro oficial de la regata aparece esta información hacia el final). Y siempre viene muy bien preparar una chuleta con información gráfica del recorrido y una tabla con datos (rumbo y distancia de cada tramo) de cada etapa, que se puede plastificar y pegar en la zona de la bañera. El disponer de esta información en cubierta ayuda en todo momento, se puede hacer una consulta rápida y comprobaciones en todo momento.
Un pequeño truco para los menos diestros es localizar las zona de fondo en función del calado del velero, que jugando con el horario de las mareas permite navegar de forma segura sin raspar las rocas.
Cierto es que una gran mayoría utiliza el método “manada”, seguir al que va delante. Lo malo es cuando se torna la situación, y el que está delante es el que no sabe.
“Atlas Marítimo de España”, de Vicente de Tofiño, 1770
El papel lo aguanta casi todo. El mejor cartógrafo español, y de reconocimiento mundial, ha sido Vicente de Tofiño, que en 1770 presentó el “Atlas Marítimo de España”, gracias a su método científico geodésico (triangulación, utilización de sondas, dibujo de las costas) se ha podido crear una base de medida de tal exactitud en las cartas náuticas que hasta principios del siglo XX se seguían utilizando.
“La carta náutica es un mapa específicamente diseñado para cumplir los requerimientos de la navegación marítima, mostrando la profundidad del agua y la naturaleza del fondo, así como la configuración, características y elevación de la costa y los peligros y ayudas a la navegación.
También llamada carta marina, carta de navegación o simplemente carta.
Las cartas náuticas proporcionan una representación gráfica de aquella información requerida por el navegante para llevar a cabo una navegación segura”; así las define el libro de Cartografía Náutica de la Escuela de Hidrografía “Alejandro Malaspina”, escrito por el profesor Constantino Cid, Suboficial Hidrógrafo.
A partir de aquí pueden ser de papel o digitales, y pueden ser oficiales, las que se adquieren a través de los correspondiente Institutos Hidrográficos del lugar o empresas privadas. Sea como fuere, a bordo se deben de llevar cartas náuticas por obligación, y sobre todo por sentido común y seguridad.
Una carta oficial de papel cuesta unos 30 euros. Para los que están en Vigo y van al “Rías”, se pueden comprar en Vigo-Coast (Av. de Beiramar, 35, a unos 950 metros del Real Club Náutico de Vigo). Según el catalogo del Instituto Hidrográfico de la Marina, para esta regata se utilizarían cuatro cartas:
– Ría de Vigo, nº 416B, escala 1:25.000, mayo 2011
– Ría de Pontevedra, nº 416A, escala 1:25.000, agosto 2011
– Aproches ría de Arousa, nº 415B, escala 1:25.000, diciembre 2005
– Ría de Arousa, nº 415C, escala 1:25.000, agosto 2010
Barco Hidrográfico “Tofiño” en la ría de Vigo
También es importante bucear en el apartado “avisos a los navegantes” en la web de Instituto Hidrográfico de la Marina y en la de Salvamento Marítimo.
En la mar hay que ser previsor, y no se debe esperar a que la Dirección de Regata facilite toda la información y después decir: “a mí nadie me avisó”.