El capitán rojillo se despidió este martes con una emotiva rueda de prensa en la que estuvo acompañado por el presidente del club, Javier Rodríguez, y por compañeros, excompañeros y distintas personas que han sido fundamentales en su desarrollo como jugador, como su exentrenador Quique Domínguez.
Cerillo se empezó a plantear la retirada antes de que finalizase la pasada temporada. Durante el verano meditó la decisión. Ahora, tras dos graves lesiones de rodilla y una última campaña «muy dura», ha decidido dejar el balonmano, el deporte que ha sido su vida desde que era un crío.
«Me retiro, dejo el balonmano en activo. No es un día fácil. Lo único que quiero hacer es dar las gracias», así comenzó una intervención plagada de lágrimas el ya exjugador del Octavio.
Cerillo tuvo palabras de cariño hacia la prensa, la afición («juegas para ellos y creo que se llevan un buen recuerdo de mí»), la gente con la que ha trabajado en el club (incluido el expatrocinador Pedro Posada, presente en el acto de este martes), los doctores que le han tratado de sus graves lesiones y, obviamente, su familia.
El extremo vigués recordó a todos los técnicos con los que se ha cruzado en su carrera. «Estoy agradecido a todos los entrenadores que he tenido, de todos he aprendido algo, desde Jesús Pedrido, el primero, hasta Jabato, que se ha involucrado en este último proyecto y ha sido muy especial para mí. Es un buen amigo. Fuimos compañeros y luego ha sido mi entrenador. Le deseo toda la suerte del mundo, es un trabajador incansable y un apasionado del balonmano. Va a hacer un Octavio grande junto a Javier (Rodríguez)». No obstante, el técnico que más le ha marcado es Quique Domínguez, el actual inquilino del banquillo del Teucro. «Si soy el jugador que soy es gracias a Quique. Ha hecho de mí un buen jugador. Primero como compañero y luego como entrenador. Tenía la confianza para poder fallar y eso es muy importante para un juguador, Hemos pasado muchas. Creo que me llevo un amigo y le doy las gracias por hacerme como soy dentro y fuera de la pista», explicó.
También tuvo palabras de agradecimiento para los jugadores con los que ha compartido vestuario y, en especial, para la joven plantilla de la pasada temporada: «Agradecer a todos los compañeros que he tenido, a todos los chavales del año pasado. Ha sido una temporada muy dura y vosotros, por vuestra forma de ser y de tratarme, conseguíais que me metiera en el entrenamiento casi todos los días y disfrutara del juego«.
La relación con Javier Rodríguez
Una de las personas más importantes en la carrera de Cerillo ha sido el presidente del Octavio, Javier Rodríguez, con el que ha mantenido una larga y fructífera relación con algún que otro altibajo («yo no era mucho de estudiar y la clase de cómo llevar a Javier me la perdí y eso queda pendiente», bromeó). Admite que ha sido un apoyo a lo largo de estos años. «Él es el Octavio y es mi amigo. Ha tirado de mí muchas veces, yo he tirado de él. Hemos tenido encontronazos y abrazos. Hemos vivido momentos malos, pero muchos más buenos. Sé que el club va a seguir adelante 50 años más, sé que va a volver a donde se merece y que yo lo voy a ver».
Por último, espera que sus hijos sigan sus pasos: «Mis niños seguro que van a seguir siendo aficionados del Octavio. No seré yo quien les enseñe a tirar desde el extremo, pero seguro que otro lo hará y mejor que yo».