Y es que el Octavio se enfrenta al equipo de la tierra de su entrenador. El Alarcos nació en 2012 con la intención de llenar el hueco dejado por el BM Ciudad Real cuando se convirtió en el Atlético de Madrid, equipo que acabaría desapareciendo. El club manchego consiguió hace unos meses el ascenso a División de Honor Plata. El ciudadrealeño Jabato reconoce que en el Alarcos «tengo muchos amigos, gente que conozco de toda la vida. Me alegra que haya conseguido llegar a División de Honor Plata. La ciudad merecía un equipo en la categoría después de pasar de ver el mejor balonmano del mundo a no ver nada. Pero durante el partido no habrá amigos, yo miraré por lo mío y ellos por lo suyo».
Jabato tiene a toda la plantilla a su disposición y espera que este domingo su equipo logre la primera victoria del curso después de no poder puntuar en un igualado partido el pasado fin de semana en Gijón. Aun así, el técnico se muestra moderadamente satisfecho con el rendimiento de sus hombres ante el Grupo Covadonga. «Estoy contento por cómo jugamos en Gijón. Aunque quizás al final nos faltó un poco de calidad y también hubo algunas decisiones discutibles. Lo más justo hubiera sido un empate o incluso que nosotros nos llevásemos la victoria», asegura Jabato.
El Alarcos, por su parte, se estrenó con una contundente derrota en su cancha ante el Barcelona B (23-31). No obstante, el técnico espera que «nos pongan las cosas difíciles. Nosotros hemos estado entrenando bien y estamos con ganas de hacernos fuertes en casa».
El Octavio jugará este partido en Navia y también el siguiente en casa, que le medirá al Zamora el 27 de septiembre, pero lo más probable es que después vuelva al pabellón de As Travesas, escenario que abandonó en la segunda vuelta de la pasada temporada.