Y es que Augusto Fernández jugó su primer partido como mediocentro el 10 de enero de este mismo año en un encuentro ante el Valencia al que el Celta llegaba tras acumular cinco derrotas consecutivas. La crisis golpeaba con fuerza y el equipo necesitaba ideas imaginativas. Berizzo decidió disponer una defensa de tres centrales -Radoja retrasó su posición- con Augusto por delante, ejerciendo de pivote. El invento funcionó, porque el Celta logró sumar un punto y mejoró su imagen.
Sin embargo, en los siguientes partidos, el técnico argentino decidió guardar en un cajón esta nueva idea y volvió a situar a su compatriota de interior y a Radoja de mediocentro defensivo. Pero cuando su puesto estaba en juego, en aquel agónico partido ante el Córdoba en Balaídos, decidió desempolvarla. Sentó al serbio, hasta ese momento prácticamente indiscutible, y le dio mando en plaza en el centro del campo a Augusto, formando pareja con Krohn-Dehli. La fórmula funcionó. El Celta ganó, Berizzo conservó su trabajo y, a partir de ese día, utilizó con regularidad este nuevo esquema.
El capitán se caracteriza por su pundonor y su desgaste en favor del equipo, por lo se adaptó a este puesto, mucho más exigente defensivamente del que venía ocupando, sin rechistar. Una temporada antes, Luis Enrique había ‘reinventado’ a Krohn-Dehli y ahora era Berizzo el que hacía lo propio con Augusto.
El argentino completó este miércoles un partido casi perfecto, como se aprecia en el vídeo que se adjunta al final del artículo. Ni siquiera una rotura en un dedo de la mano derecha pudo frenarlo. Augusto fue un gigante en el centro del campo presionando, robando, distribuyendo, ayudando a sus compañeros, creando juego… Con una precisión en los pases del 84 %, se convirtió en una pesadilla para el Barça y secó por completo a Iniesta, el rival al que le tocó marcar.
Augusto, si Berizzo lo estima oportuno, jugará este sábado en Eibar. Después, pasará por el quirófano para tratarse su fractura y se perderá el partido ante el Getafe. Seguro que el Celta echará de menos a su generoso capitán.