Hasta ahora, solo en seis ocasiones Real Madrid y Barcelona han caído en Balaídos en una misma campaña. El precedente más cercano, como ya hemos dicho, es el del curso 1997/98, una temporada en la que el Celta acabó en sexta posición y se clasificó para competición europea por segunda vez en su historia.
Aquel era un Celta parecido al actual, un Celta emergente. Irureta era el inquilino del banquillo y en el campo estaba liderado por Revivo, Mostovoi, ya adaptado a Vigo tras una primera temporada difícil, un Mazinho todavía sano y el recién llegado Karpin. A pesar de que el club celeste contaba con una plantilla más que decente, nadie lo colocaba en las quinielas para luchar por estar en Europa. Y es que la temporada anterior se había salvado de descender en la úlitma jornada tras golear al Real Madrid.
El Celta, por tanto, llegó a la jornada 31 siendo el equipo revelación del campeonato. Era cuarto y ese 29 de marzo de 1998, en la resaca del Día de la Reconquista, le tocaba recibir en Balaídos a un equipo temible, el Barcelona de Louis Van Gaal, que llevaba nueve jornadas sin conocer la derrota y era líder con 10 puntos de ventaja sobre el Real Madrid. Pero la suerte le sonrió a los de Irureta antes incluso de que comenzase el encuentro. La máxima estrella blaugrana, Rivaldo, fue baja de última hora por culpa de unas anginas y su lugar lo tuvo que ocupar Ciric. Sobre el campo, el Celta fue totalmente superior. Tras dos disparos al palo de Karpin y Mostovoi, Revivo adelantó a los vigueses en el minuto 21 (como se puede ver en el vídeo que se adjunta más abajo). Luis Enrique, muchísimo antes de convertirse en un ídolo para la afición de Balaídos, hizo el tanto del empate poco después, pero apareció Mostovoi cuando se había cumplido ya la media hora de encuentro para poner de nuevo en ventaja a los locales. Ya en la segunda parte, Mazinho culminó una gran jugada colectiva y le dio la puntilla al líder y puso el definitivo 3-1 en el marcador. Aquel fue el único partido que perdió entre el 25 de enero y el 3 de mayo el Barcelona, que se acabó llevando la Liga. Toda una hazaña celeste.
Aquella victoria no sentó demasiado bien al Celta, ya que la semana siguiente cayó en Santander. Sin embargo, el 11 de abril, los de Javier Irureta volvieron a demostrar que se le daban bien los equipo grandes. Ese día, solo 13 después del triunfo ante el Barça, cayó en Balaídos el Real Madrid. Los blancos tenían que conseguir los tres puntos en Vigo si querían mantener alguna opción de ganar la Liga. Pero el hambre de Europa de los celestes fue mayor que la ambición merengue.
El cuadro blanco, entrenado por aquel entonces por Jupp Heynckes, no atravesaba su mejor momento en la Liga. Llevaba cinco meses sin ganar fuera de casa y tenía la mente en la Liga de Campeones -aquella temporada el Madrid acabó levantando la ‘séptima’-. El Celta sacó provecho de la desidia blanca y en el 37 Mostovoi se marchó de Panucci y Fernando Sanz y puso por delante a los suyos. El Madrid empató antes del descanso gracias a un penalti que transformó Hierro. Iturralde González, el árbitro del encuentro, señaló la pena máxima por una dudosa mano de Cadete dentro del área.
Aquel encuentro también es recordado porque se tuvo que retrasar el inicio de la segunda mitad. Una gaviota se había instalado en el césped y se negaba abandonarlo. El malhumorado pájaro incluso llegó a atacar al madridista Morientes propinándole un picotazo en la mano. Fue una metáfora de lo que sucedió en el segundo tiempo. El Madrid fue ‘atacado’ sin piedad por un Celta que se acabó llevando la victoria por medio de un penalti transformado por Mostovoi (2-1).
Como decíamos al principio, hasta en otras cinco ocasiones además de en la mencionada, Barcelona y Madrid cayeron en Balaídos en la misma temporada. Sucedió en las campañas 1973/74, 1957/58, 1949/50, 1947/48 y 1942/43. Este sábado a las 16:00 los de Berizzo tienen la oportunidad de hacerlo por séptima ocasión.