Un ejemplo a seguir sobre el papel y también unas palabras que habrán pronunciado todos los líderes y responsables políticos de cualquiera de las instituciones del Estado. Sin ir más lejos, podría asumirlas como propias Abel Caballero, que, al fin y al cabo se puede tomar como mentor de la presidenta de la Diputación, quien fue su mano derecha tantos años.
Sin embargo, el Grupo Popular de Vigo, le hace el feo al alcalde denunciando ante la Valedora do Pobo –no tendrá otra cosa que hacer- la negativa del gobierno local a facilitar información sobre los contratos menores de las concejalías de Vías y Obras y Parques y Jardines, a los efectos de verle la etiqueta del precio a los dinosetos, vecinos de Vigo controvertidos para unos y divertidos para otros. A Elena Muñoz le parece muy mal que desde la mayoría absoluta se impida la fiscalización del dinero público, dejando entrever que el avanzado estado de gestación de la dinoseta de la Praza da Princesa y lo que parece ser el empadronamiento en la ciudad de más miembros de la familia –tal vez aprovechando el bautizo- a lo mejor no es la forma más inteligente de administrar los recursos municipales.
Pero seguro que al regidor le importará un huevo, tan grande como el que han puesto en Porta do Sol, porque su proyecto de cidade fermosa tiene que dar un paso de gigante como grandes son las esculturas herbáceas. Y si en Parque Jurásico había una isla con dinosaurios, aquí tenemos los saurios en la urbe misma y las Islas Cíes, sin mezclar, para que se puedan admirar por separado y nos conozcan en el mundo por ambas maravillas. Lo del precio es lo de menos. Un menosprecio, una excusa que quiere utilizar una oposición tiquismiquis para minar el prestigio internacional de un alcalde que no facilita la información por falta de transparencia o publicidad en la contratación, sino porque puede. Los dinosaurios se podrán extinguir, pero no se fiscalizan.
A título informativo, en 2009 en Alicante asumieron una actuación presupuestada en 50.000 euros, con la que se repartieron por distintos puntos de la ciudad siete figuras ornamentales de hierba, entre ellas una pareja de jirafas, dos osos, un flamenco y un delfín, que desde la fragilidad de la materia con la que están hechos han sufrido desde secuestros hasta atropellos y abandono.