De esta forma, José Estévez, probablemente el técnico más veterano del fútbol femenino en Vigo, asumió el reto de hacer un equipo en poco más de un mes para evitar la renuncia de la formación de Baiona. Una labor complicada que lo llevó a formar una plantilla corta y extremadamente joven. Sabía que mantener la categoría sería una misión casi imposible, pero la idea era poder luchar por ganar algún partido, especialmente ante los conjuntos de la zona baja.
Sin embargo, hasta el momento, el conjunto de Baiona no logró el nivel de juego suficiente para luchar por alguna victoria y, de hecho, los primeros meses de su trayectoria están marcados por los problemas. El equipo empezó sin portera y, cuandó llegó, sufrió una grave lesión de rodilla al tercer encuentro. Nueva búsqueda. A este hecho se unieron las bajas de varias futbolistas más que mermaron al equipo de Baiona en determinados encuentros clave. Sin embargo, el equipo todavía tiene cierto margen de mejora, que vendrá determinado por la propia maduración de sus jugadoras, algunas de ellas muy jóvenes y que, de hecho, forman parte de la selecciones gallegas sub-18 y sub-16.
No obstante, el del Erizana no es el único caso en las categorías nacionales. También en Segunda División femenina, pero en el grupo segundo, el Peñas Oscenses de Huesca está en la última posición sin puntuar. La formación aragonesa acumula nueve partido con 10 goles a favor y 55 en contra. Cifras muy similares a la formación de Baiona, que suma 2 a favor y 52 tantos encajados en ocho partidos.
Cuando llegue el desánimo a la plantilla de Baiona, las jugadoras podrán ponerse un nuevo reto y es tratar de mejorar sus cifras para poder superar las del Peñas Oscenses. Y es que, incluso en los malos momentos, siempre se puede rescatar un dato, una cifra o una pequeña ambición para seguir adelante y saltar al terreno de juego con ilusión. Al fin y al cabo, la presencia del Erizana en la categoría esta temporada ya es un particular triunfo.