Los arquitectos Santiago Castro Paz, José Antonio González González y Francisco Mariño Mendoza descubrieron este lunes a la vista de todos los vigueses la reforma que acometen desde la primavera de 2014 en la Casa de Lorenzo Rodríguez, levantada en el año 1893 y con varios cambios en su fachada -la mayoría desafortunados- a lo largo del último siglo.
Y es que a finales del siglo XIX, el proyecto se quedó a medias (imagen inferior derecha) y la gran galería que había pintado se quedó sobre el papel. Ahora, estos tres arquitectos vigueses rescatan el espíritu del genial artista con la rehabilitación del edificio de corte eclecticista que se encontraba abandonado y en ruinas.
La memoria realizada por Jenaro de la Fuente, entonces director Facultativo de las Obras Municipales -había llegado a la ciudad en 1874- dejaba claras sus intenciones. «Pretender formar un chaflán afearía por modo notable en ornato. Por su escasa superficie y emplazamiento privilegiado se proyecta como desahogo la galería y lunetas del ático», aseguraba Jenaro de la Fuente cuando en 1892 los hermanos Lorenzo Rodríguez compraron el pequeño solar al Concello y le encargaron la construcción.
La retirada de la lona que ha cubierto el edificio durante todos estos meses ha dejado por fin al descubierto parte de la rehabilitación. En la parte alta, tal y como había previsto Jenaro de la Fuente, se puede apreciar, pese al andamiaje que todavía no se ha retirado, aquella galería que trazó en papel a finales del siglo XIX. Esa galería de madera blanca y las lunetas del ático son las que ahora se levantarán conforme a la idea original.
El edificio ha sido rehabilitado para una planta baja comercial, entreplanta, dos alturas más y bajocubierta, de forma que se han construido un total de 270 metros cuadrados con cuatro estudios.
Parte alta de la nueva galería, todavía con los andamios delante.
Otro de los aspectos que destacan es la escalera interior de madera. Hecha en teca, se desmontó la barandilla por piezas para conservarla e instalarla de nuevo al finalizar. Además, se ha abierto un lucernario sobre las escaleras mediante un hueco alargado a modo de cuello de botella.
El proyecto de Jenaro de la Fuente se conserva en un alzado, pero nada había de los detalles del edificio y los arquitectos buscaron obras similares en la ciudad para poder guiarse. Una galería cercana, en la misma calle Elduayen, les ayudó para perfeccionar el diseño al detalle». Además, mantuvieron contacto con oficios más especializados para poder completar el proyecto.
El edificio llevaba más de 20 años sin habitarse y los últimos establecimientos fueron una peluquería y una tienda de fotografía (imagen de la izquierda, antes de comenzar la rehabilitación). Al percibir ayudas de la oficina de rehabilitación, ya aprobadas, los cuatro estudios que construirán tendrán que dedicarse a alquiler.
La obra, presupuestada en unos 300.000 euros, se inició en la primavera de 2014. El propio estudio de arquitectura era dueño del inmueble y pretendía instalar allí su despacho, pero la falta de espacio les llevó a venderlo a la promotora hace más de diez años. La tramitación administrativa fue muy compleja pese a que la protección de la pieza en el Plan Especial de Reforma Interior del Casco Vello (Pepri) se elaboró con las propias aportaciones de los dueños.
El arquitecto Rafael Cabeza se encargó del proyecto básico de rehabilitación en 2001 para convertirlo en oficinas, pero la idea no salió adelante y ya no se retomó hasta 2012, cuando se presentó el proyecto de recuperación para viviendas. Santiago Castro y Francisco Mariño fueron ahora, tras la concesión en diciembre de 2013 de la licencia municipal, los directores de la obra.