El último protagonista de esta larga lista de errores fue Jonny, que ante el Betis vio la roja por agarrar a un contrario que le había robado la pelota cuando trataba de regatearlo. Este fallo del canterano se suma a los cometidos ante el Deportivo, cuando marcó en propia meta, o ante el Valencia, partido en el que le regaló el balón a Paco Alcácer para que hiciese el tercer tanto che.
«Me enoja no poder ayudar en ese instante a resolverlo, me enoja porque el futbolista que lo comete sufre. Me frustra también. Lo mejor que tiene ser entrenador es que no juegas y lo peor que tiene ser entrenador es que no juegas. Cuando sucede un error y desde fuera no puedes ayudar al jugador eso te incomoda. Quisiera que no suceda, pero el error es parte del aprendizaje. Sergio, siendo un futbolista de 30 años, aprende todos los días en los partidos. Jonny también, es un futbolista muy joven, que va a atravesar esto. Lo que me provoca es la frustración de no poder ayudarlos», señaló al respecto Berizzo..
Estos errores pueden venir provocados por asumir demasiados riesgos a la hora de salir con el balón jugado. Berizzo, no obstante, cree que sus jugadores están aprendiendo a saber cuando hay que jugar al pie y cuando debe darse un pelotazo. «Propongo jugar y que el pase vaya al compañero, pero entiendo que hay momentos en los que el riesgo de jugarlo no es proporcional a lo conseguido. Como entrenador, uno debe describirle las situaciones y enseñarles a tener criterios propios. Las dos opciones son válidas. Intento salir jugando, pero ser valiente no es ser ingenuo. Tirarla cuando se debe a la tribuna también es un mensaje para tu equipo. Evidentemente no se puede salir jugando todo el tiempo ni tirarla a la tribuna todo el tiempo. En ese criterio de elección está el crecimiento del futbolista. Como entrenador, describo las dos situaciones y les enseño a pensar. En ese sentido creo que lo que ha atravesado el equipo le significará un gran capital para el futuro«, finalizó.