Te lo pasa un amigo, un familiar o aparece en un grupo de Whatsapp, Facebook, Twitter o similar. Casi siempre el que lo comparte defiende su veracidad, aunque difícilmente puede ofrecer datos concretos cuando se le pregunta de dónde sale esa «impresionante» imagen. «Es en Vigo, seguro, seguro», poco más pueden decir y una gran parte de amigos lo reenvían a sus grupos para convertirse en un fenómeno viral con un mensaje falso o erróneo.
Ha ocurrido en los últimos días con un pulpo gigante que supuestamente había sido pescado en la Ría de Vigo. Tenía todos los ingredientes para convertirse en una imagen compartida hasta la saciedad y así fue.
Están muy frescas las imágenes en periódicos de pescadores o marineros con congrios de tamaños considerables, superando los tres metros de largo y con pesos incluso muy superiores a esos 40 kilos, por lo que de entrada «cuela».
Pero una búsqueda sencilla puede evitar el engaño. En realidad, en este caso se trata de un pulpo capturado en Japón hace ya seis años (imagen de la derecha). Pese a que mucha gente se da cuenta de que no es verdad o que recibe información para desengañarse, el bulo continúa durante meses y no es raro que varios años después aparezca de nuevo con insistencia.
En otras ocasiones, la mentira es tan burda que salta a la vista, pero muchos también «pican». Es el caso del supuesto tiburón que hace unas semanas «atacó» a un barco de Cangas. «¿Hoy es el Día de los Inocentes?», se pregunta más de uno. Aquí no hay lugar a la confusión y todo se queda en una broma que va «mutando» hasta convertir al capitán del equipo de balonmano en el «héroe salvador» de los pasajeros del trayecto Vigo-Cangas.
Cuando el intento de engaño es más sutil y no aparece tan evidente a nuestros ojos, existen buenas fórmulas para detectar el recorrido de la imagen. En el enlace http://www.tineye.com/ se puede rastrear una foto para comprobar si ya ha sido publicada. Además, también hay otras maneras de descubrir fotos falsas, como apuntan en el blog sinoquedaotroremedio o en taringa. Así que ya sabéis, antes de «tragarse» el anzuelo, comprobadlo.