De momento, la ausencia de lluvia no conlleva la necesidad de racionar el agua para el uso doméstico, y las temperaturas moderadas propician que los vigueses disfruten de su ciudad, cada vez más acogedora y con la mejor iluminación navideña de su historia, además de los paseos por los parques y las playas, e incluso algún intrépido nadador se ha atrevido a bañarse en la playa de Samil, tal como demuestra esta fotografía tomada en el atardecer del día veintiséis de diciembre.