Hace unas semanas en algo parecido a una barra de bar, alguien se volvía a escandalizar porque otros ‘locos’ empresarios se habían liado la manta a la cabeza invirtiendo no se sabe cuanto en un nuevo local en el Casco Vello de Vigo. Y alguno después de visitarlo se sonrojó por pensar que ese lugar ‘parecía un local de Madrid’.
Estos días leo a los nuevos gurús del fracaso empresarial dando ya por desastroso y acabado ese proyecto que ni siquiera ha empezado a caminar de algo parecido a un Mercado-espacio gourmet en el entorno del Mercado del Progreso. ‘Como el Mercado de San Miguel, dicen’… pero de qué va esta gente… ni que esto fuera Madrid’
Y todo así,
Porque al parecer, en Vigo, esa ciudad de provincias que se pone el traje de provincias más de lo que necesita, no podemos permitirnos tener locales con sofás blancos y decoración cuidada, ni propuestas diferentes, porque esto no es Madrid.
Porque aquí lo que toca es buscar el bocadillo más grande, el churrasco más barato, y seguir escandalizándonos con los cafés sin churros gratis, y escandalizándonos más cuando una hamburguesa, -por Dios, una hamburguesa, ni que esto fuera Madrid,- cueste más de 3 euros.
Y tenemos que seguir diciendo, no antes de probar y antes de dejar que las ideas crezcan, no sea que la competencia y el buen hacer de alguien nos demuestre que se puede vivir al otro lado de la barra de algo más que bocadillos enormes y pinchos de pan con queso.
Claro que Vigo no es Madrid, Por suerte nunca lo será.
Y ojalá aquí siga habiendo -sin tener que ir a probar suerte a la capital- empresarios valientes que se lancen, prueben, arriesguen y ofrezcan cosas nuevas. Nos gusten o no los sofás blancos. O la tapicería barroca.
Que probemos, sin miedo y sin prejuicios. Y luego opinemos, sin perder la perspectiva.
Porque Vigo no es Madrid.
Ojalá algunos sean capaces de vez en cuando de dejar el traje provinciano colgado en el armario y salgan a recorrer mundo virtual, o mejor incluso, real.