Es una especie de obsesión por mantener a un equipo de formación en la categoría de bronce del fútbol español. Bajo esa excusa se suceden los fichajes de futbolistas de fuera de Galicia e incluso extranjeros. Se hace ahora, en el mercado invernal y también se realizó en verano. Mientras tanto, a unos kilómetros de Praza de España, en el campo de O Vao sobresale un mediocentro ofensivo de 19 años que el año pasado militaba en el equipo juvenil del Val Miñor de División de Honor. Su nombre es Santi Comesaña y realizó toda su carrera en el equipo de Nigrán, los últimos tres años, en la escuadra juvenil en la que se enfrentó una y otra vez con los distintos equipos del Celta. ¿Nadie supo ver su potencial? ¿Sólo Rafa Sáez comprobó que ahí había un buen futbolista?
Lo dudamos, pero todo el mundo puede cometer un error. Son muchos los jugadores que observar y puede pasarse uno por alto, aunque el que pase por delante de los ojos sea uno de los tres mejores futbolistas de su edad del sur de Galicia. No obstante, esta circunstancia no deja de mostrar cierta falta de visión. En ocasiones, los observadores, directores deportivos y demás colaboradores pueden hacer demasiado caso a los cantos de sirena de figuras de fuera.
En la política de «complementar el filial con jugadores de experiencia para mantener al equipo en Segunda B», como se indicó más de una vez desde el interior del Celta, se cae en absurdos como incorporar a Adrián Cuevas (26 años), Gustavo Ledes (23 años) y Pedro Martín (24 años). Estos tres llegaron en invierno. Pero hay otros casos como Rubén Ramiro, llegado este verano y que ya dejó el filial, Luis Rioja (22 años) o Guille Andrés (23 años). Ambos siguen a las órdenes de Torres Gómez, juegan de forma habitual y no tuvieron ninguna trayectoria anterior con el Celta. ¿Es necesario ficharlos para tener al equipo en descenso?
El problema del filial es más profundo, no es cuestión de personalizar en ciertos nombres porque ellos pondrán toda su voluntad. Igual es que no hay jugadores con suficiente calidad en las categorías inferiores para estar en Segunda B o algunos futbolistas todavían están muy «verdes». Pero, ¿qué significa estar verde? Es estar verde llegar a Segunda B con 19 y 20 años y perder la categoría jugando 36 partidos. Probablemente, el futbolista prometedor pueda ganar una experiencia notable con todos esos minutos detrás para, con un año más, intentar el regreso a la categoría de bronce. ¿Se imaginan una forma mejor de madurar?
Pero podemos ir un poco más allá. El club vigués no incorporó a ningún jugador gallego para su filial en los dos últimos mercados. Un cero. Es decir, de todos los equipos juveniles de División de Honor de Galicia, con especial mención a Val Miñor y Alondras, ¿no había ningún futbolista minímamente interesante? Aún se puede dar otro paso, en todos los equipos de Galicia de Tercera División y también de Segunda B, ¿no existe ningún futbolista sub-23 interesante? Ninguno podía ayudar al filial céltico a evitar el descenso de categoría. Por no añadir otra cuestión ya histórica. ¿Recuerdan alguna incorporación de un futbolista portugués menor de 22 años para el juvenil o el filial del Celta? Es decir, pueden venir futbolistas catalanes, andaluces, incluso mexicanos (Javi Que) o peruanos (Duclós), y la formación viguesa nunca encuentra a un jugador interesante cerca de la frontera del Miño.
La simple respuesta a todas estas preguntas ofrece la explicación clara de los motivos por los que Santi Comesaña está en el Coruxo y no en Celta B. Los puristas me dirán, probablemente con razón, que reunir en un equipo a veinte futbolistas de 20 años supone un descenso automático a Tercera. Puede ser cierto, pero yo también le diría que en un equipo de formación lo importante es crear jugadores propios y no la categoría en la que milita la escuadra.
Aun así, si quieren poner experiencia que ayude a los jóvenes, sea más inteligente y no traiga medianías de Segunda B. Busque jugadores veteranos de verdad y que se hayan formado en el Celta. Jugadores que se sabe que no van a llegar o, incluso, que vengan de regreso. Por ejemplo, en lugar de traer un andaluz de 26 años sin experiencia en Vigo, es mejor buscar a un veterano de 30 o más años que ejerza de entrenador en el campo y que haya pasado por el Celta durante su formación. Si observan en los alrededores, se pueden encontrar algunos algunos.
P.D. Esto es un artículo sobre la gestión del Celta B, no debe entenderse como una enmienda a la totalidad de la política de cantera.