Seguramente habrá tantas recetas como cocineras y cocineros, y es que estas recetas tan arraigadas en la tradición van pasando de generación en generación, con pequeñas variaciones, y resultan ya tan familiares que parece que no habría carnaval sin ellas. Mi abuela solía hacerlas sólo con manteca de cerdo, pero a mí me gusta ponerle una parte de mantequilla para suavizar su sabor. Y vosotros ¿os animáis a preparar las orejas de carnaval en casa?
Ingredientes salen 16 orejas grandes:
500 g de harina.
125 ml de leche.
2 cucharadas de anís {al gusto}.
2 huevos.
75 g de mantequilla.
50 g de manteca de cerdo.
100 g de azúcar.
aceite de girasol {para freír}.
azúcar glas {para espolvorear por encima}.
Preparación:
Hacemos una masa con la leche, el anís, los huevos batidos, la mantequilla y la manteca {a temperatura ambiente}, el azúcar y la harina. Echamos la harina en varias veces, no siempre necesitaremos la misma cantidad, dependiendo del tipo de harina, el tamaño de los huevos… La masa ha de quedar compacta y manejable, no pegajosa, aunque es una masa con bastante grasa. Envolvemos nuestra masa en papel film y la dejamos un par de horas en la nevera, para que repose, se enfríe y sea más fácil de estirar.
Calentamos a fuego no muy fuerte abundante aceite en una sartén. Es importante que las orejas floten en el aceite para que no se quemen.
Dividimos la masa en porciones y las estiramos con el rodillo sobre una superficie enharinada hasta que estén muy finas.
Las vamos friendo una a una, y les damos forma con un tenedor presionando con suavidad por los laterales. Sacamos a un papel absorbente y dejamos escurrir.
Una vez frías, las espolvoreamos con azúcar glas.