Voy a unir o Roteiro circular das Ribeiras do Louro con la Senda dos Humedais de Salceda. Son en total 16 kilómetros pero no sé cuántos hice en total por un problema que veréis en unas fotos más adelante.
Empiezo en la entrada al observatorio de aves y ya se ve el primer árbol que me encuentro molestando en el suelo.
Quien decida no perderse la oportunidad de disfrutar de este mosaico de hábitats y un espectacular entorno, ha de saber que dispone de miradores y observatorios de aves perfectamente camuflados en el entorno natural. Desde allí se observa la naturaleza imperturbable de las Gándaras de Budiño, toda una experiencia aunque yo en esta ocasión solo pude ver patos y ranas.
Las Gándaras de Budiño son un complejo de lagunas y bosques ribereños con una superficie de 834 hectáreas y con un clima atlántico que favorece la existencia de una gran variedad de especies de flora y fauna.
Esta zona pantanosa está habitada por numerosas aves acuáticas, que se refugian y alimentan en una rica mezcla de arbustos, árboles, hierbas y enredaderas. Sería imposible mencionar todas las especies de animales que habitan en las Gándaras pero sí cabe resaltar que son más de 150 especies de vertebrados, 12 de reptiles y más de 135 de aves.
El complejo ocupa 700 hectáreas y en su interior se han conservado buenos ejemplos de bosques húmedos, como turberas y bosques de ribera. En los humedales se presentan especies vegetales como amieiros, sauces, espadañas e incluso plantas insectívoras como las droseras.
Esta ruta también se llama Ruta do Sapoconcho y es por éste por el cual decidí venir. El “sapoconcho” o galápago europeo es el reptil más amenazado por la extinción en Galicia, con solamente un centenar de adultos por hectárea en las cuatro zonas de la comunidad en las que se encuentran.
El sapoconcho común es un reptil acuático que vive preferentemente en aguas estancadas o de leve corriente. Las causas principales de su regresión son la captura para la venta como mascota, la muerte en las nasas de pesca, la existencia de especies exóticas invasoras en sus áreas de presencia o la fragmentación de los humedales, especialmente en la población presente en las Gándaras de Budiño. La foto del sapoconcho que os muestro bajo estas líneas no es mía ya que, como dije antes, en esta ocasión por mucho que busqué no vi ninguno.
Unos metros más adelante me encontré con un microhábitat de xilófagos amenazados, unos gigantes escarabajos, Vacalouras o ciervo volador, también considerados como una especie amenazada y en peligro de extinción, cuyas larvas nacen y se alimentan de madera en estado avanzado de descomposición, llegando a durar de uno a cinco años. Una vez realizada la metamorfosis la vida del adulto es relativamente corta. Así, tras el panel informativo tuve la suerte de encontrarme con uno de ellos.
Siguiendo el camino me doy cuenta de los problemas que tendré un poco más adelante. El río Louro nace en a Serra do Galleiro, a 600 metros de altitud. El paso por varios polígonos industriales ha provocado que desde hace más de cien años sufra un intenso acoso ambiental y una alta presión ecológica. Sin embargo, en los últimos años se ha abierto un ápice de esperanza para el futuro del río pues se intentan poner en valor sus riberas y su riqueza faunística con la construcción de un paseo que discurre paralelo al cauce.
Las señales que estoy siguiendo hoy son éstas que se ven en este mojón de granito (a alguno le faltan las flechas indicadoras).
La impresión que se tiene al visitar las Gándaras es el pleno abandono de las mismas por parte de las administraciones pero estos senderos, a solo unos pasos del polígono industrial, te hacen olvidar momentáneamente lo que se ve antes de llegar a este lugar.
Ponte do Baranco y Camino de Santiago
El agua está presente todo el año, aunque en cantidad irregular y en función de las aportaciones pluviales y de las crecidas. Las lagunas que se forman sirven de hábitat para numerosas aves acuáticas, en unos casos con carácter residente y en otras temporal. Este espacio es su lugar habitual de cría, como ocurre con algunos ánades y con la garza pequeña. Salamandras, tritones, ranas y sapos son los principales reptiles y anfibios que comparten estos humedales.
El término gándara, en gallego, define una llanura inundable, un área pantanosa justo como la que me encuentro ahora. La de Budiño es un espacio que posee esta característica. Comprende algo más de siete kilómetros cuadrados de llanura, pertenecientes a los ayuntamientos de Porriño, Salceda de Caselas y Tui atravesada por el río Louro, un afluente del Miño. Se alimenta de las crecidas del río, especialmente en invierno, y de las lluvias. En sus riberas crece una vegetación heterogénea, desde prados de juncos y otras especies de plantas hidrófilas hasta pequeños bosques de sauces.
El río desbordó más de lo que yo esperaba. Me descalzo e intento pasarlo pero después de andar unos pocos metros tengo que dar vuelta y buscar un camino distinto al que tenía previsto. El terreno arcilloso y por lo tanto poco permeable ayuda a contener las aguas.
El Louro forma uno de los valles más grandes de Galicia ya que aprovecha la gran depresión que atraviesa Galicia de norte a sur para lograr el objetivo de llevar sus aguas al Miño. En su curso bajo forma unas enormes terrazas fluviales que han dado origen a una serie de lagos de agua dulce.
También pasé al lado de una pequeña laguna con formaciones arcillosas que me recordó a imágenes del parque de Yellowstone, aunque nunca he estado allí.
Ahora me encuentro en la senda dos Humedais, una interesante ruta que discurre a lo largo de ocho kilómetros de longitud por el Lugar de Interese Comunitario (LIC) de las Gándaras de Budiño, con salida y final desde el recinto del centro cultural O Coto de la parroquia de San Estevo de Budiño, en Salceda de Caselas. La otra foto es el Muiño do Cubo.
El Concello de Salceda de Caselas tiene el objetivo de recuperar su patrimonio etnográfico para el disfrute de la ciudadanía. Es el caso de las obras de la restauración de los cuatro molinos que forman parte del complejo etnográfico de las Senda dos Humedais donde se llevó a cabo la rehabilitación del canal del molino, la adecuación y el paso de comunicación a dichos molinos y la reforma de los canales de agua. Los de las fotos son el Muiño do Cubo y el Muiño do Campo.
Estas dos fotos son para que podáis ver que por aquí ya no tuve más remedio que mojarme. La bici se me clavó en el barro y tuve que poner el pie en tierra y empujar hasta que llegué al estrecho puentecito de la foto. Al bajar del puente me monté otra vez y esta vez sí que pude avanzar a duras penas por el duro suelo en un camino completamente inundado. Es un paso por debajo de las vías del tren. La altura del agua era considerable, me llegaba hasta cubrir la catalina grande pero lo creáis o no esto es lo bonito de estas rutas de invierno.
A Lagoa da Granxa se localiza a escasos kilómetros de O Porriño pero por su cercanía con el río Louro se ha creado una zona húmeda por la confluencia del mismo río con varios riachuelos, creando un sistema de lagunas, brañas y bosques de ribeira.
Este espacio natural posee además una ruta ornitológica con su caseta de madera e información para el avistamiento de las aves.
Aquí termino mi paseo en bici. No lo hice por donde tenía pensado ya que el desbordamiento del río me lo impidió pero aún así lo pasé fenomenal. Después de dos horas y media llego al coche y me vuelvo a casa pensando ya en mi próxima excursión.