De hecho, el ya veterano rugbier, reconoce que «me conocían bien, pero cuando me vine para Vigo cambié de posición y ahora juego de pilar. También tiene su miga porque en la segunda mitad me tocó enfrente de Fernando, con el que también jugué, y claro en la melé tienes delante a alguien que es tu amigo. Incluso algún comentario hicimos mientas empujábamos, son cosas que con otros equipos no pasan. Al conocer al que tienes delante, si ves que te hace alguna perrería lo avisas, contra otro intentas solventarla como sea. Es diferente…»
Por lo tanto, el jugador vivió una semana que siempre es especial aunque con «más tranquilidad» que en el partido de la primera vuelta. «Perdimos en Acea da Má y fue un partido importante para mí, igual más que este porque era el primero que jugaba en casa con otro equipo. Ahora estoy más mentalizado y al jugar ante tu público es más habitual. El partido había que ganarlo, lo hicimos pero costó. En otra época había más diferencia entre uno y otro, ahora la cosa está más igualada», reconoce David Redondo y también añade que «somos los gallegos que estamos ahí arriba y se nota más la tensión. Se cometen más errores y hay un nerviosismo. Hay más miradas que otro partido».
Precisamente, el jugador reconoce que para él fue un alivio grande la victoria. Y es que el pilar coruñés tiene a su hija en las categorías inferiores del Crat y es un asiduo al terreno de juego del máximo rival. «Menos mal que ganamos, si no por aquí por A Coruña me iban a caer más vaciles… Ya algunas veces me caen, me dicen que vuelva al Crat, que hago muchos kilómetros… Si además llego a perder… Me tocarían varios meses porque siempre hay algún cachondeíto y, con dos derrotas… Como soy el único del Vigo, tengo que aguantar. Son más ellos que yo» explica el pilar del Blusens y matiza que, por el momento, descarta un cambio de equipo porque «ahora creo que ya no me cambiaré. Cuando lo deje, supongo que será para colgar las botas».
«En el rugby la rivalidad no es como en otros deportes. En mi lavadora encontramos ropa de los dos equipos casi todos los días», indica Redondo que militó 12 años en la entidad coruñesa en dos etapas. Sólo cuestiones laborales lo apartaron durante un tiempo del mundo de rugby y es que su vida no se entiende sin el balón oval. «Conocí a mi mujer porque era secretaría en la Federación. No jugó, pero si no llega a ser por el rugby, no estaría con ella»:
«La niña siempre va con su padre»
En la grada de Vigo y en la de A Coruña, David Redondo tiene a dos aficionadas particulares. Una de ellas es su hija mayor que juega en las categorías inferiores del Crat y «siempre va con el padre. Y es más, alguno de los chavales que entrené en su día me animan, incluso me escriben. Incluso hay algún padre… El rugby es así. Hay esa rivalidad entre los dos, pero no pasa nada. La pequeña cuando viene a Vigo se pone la ropa del club y me anima».
En cuanto a la esposa, su situación también es de inferioridad, pero intenta solventarla. El pilar explica que «estaba rodeada de las amigas del CRAT y también me animaba. No tiene dudas y incluso arrastra alguna madre. Aunque van vestidas del equipo de A Coruña algún David se le escapa. Después ven para los lados por si acaso».
David Redondo concluye que «al final ganamos un partido cada uno y en casa. La cosa quedó bien y, si sigo jugando, otros dos partidos el año que viene y ya veremos lo que pasa». Y es que el pilar del Blusens Universidade reconoce que «todos los años digo que me retiro y, al final, sigo. Ya veremos porque ya tenemos una edad y los viajes cuestan mucho. Y para jugar a esto hay que estar muy en forma. Incluso este año me rompí el menisco y ya te duele todo». Si continúa dentro del campo lo decidirá David Redondo en unos meses. Cerca del verde estará siempre.