Los promotores de la iniciativa optaron por acudir al lugar del suceso repartidos en varios grupos de menos de 50 miembros para no violar la normativa de circulación, que le impide formar grupos superiores al medio centenar sin necesitar un permiso especial. Así, en distintos horarios partieron hacia el punto de encuentro, donde esperaron a la esposa del único ciclista muerto y a sus hijos. Una vez reunidos, depositaron flores y coronas en el arcén del vial y rompieron a aplaudir en recuerdo de su compañero desaparecido. La Policía Local de A Guarda estuvo presente en todo momento para blindar la seguridad del acto.
A día de hoy, solo uno de los siete atropellados ha recibido el alta médica, mientras que dos de los heridos más leves continúan ingresados en Povisa. Los cuatro más graves siguen en el Álvaro Cunqueiro. Uno de ellos todavía no ha logrado salir del coma, otro ha sido trasladado a planta y dos se recuperan en la UCI.
Aunque diferentes trámites burocráticos se lo han impedido hasta ahora, los miembros del Miñor Bike, el grupo al que pertenecían los ciclistas, mantiene en pie todavía la idea de convocar una manifestación popular más grande en próximas fechas.