A lo largo de la jornada, pero sobre todo de la tarde, se sucedieron las colas para poder acceder al recinto de A Madroa. Aunque el pronóstico meteorológico pronosticaba lluvia -y durante la mañana cayo un buen aguacero sobre la ciudad- el tiempo acabó dando una tregua.
Los más decididos optaron por arriesgarse pese a las predicciones y subieron hasta Vigozoo, donde comprobaron que fueron muchos los que no quisieron dejar pasar la oportunidad de visitar a los animales y fotografiarse con ellos. Las colas sobre pasaban la rotonda que hay frente a la entrada del recinto y daban la vuelta por un lateral.
La jornada de puertas abiertas comenzó a las 11.00 horas y se prolongó de manera ininterrumpida hasta las 19.00 horas.