El viaje comienza con el tránsito por la siempre peligrosa A-55 hasta O Porriño, que nació mal y continúa igual. A partir de la localidad de la riberas del Louro se entra en un tramo de buenas condiciones que se interrumpe tras pasar el túnel de O Folgoso en A Cañiza. En Melón aparece el corte de una dirección, lo que provoca que el vial pase a tener un único carril durante varios kilómetros. Esta circunstancia provocó retenciones kilométricas el pasado domingo y el lunes con motivo del final de la Semana Santa. La causa está en los desprendimientos ocurridos durante las lluvias fuertes del inicio de año, pero continúa sin solucionarse el problema desde hace más de un mes cuando se balizó la desviación provisional.
La zona de Ribadavia hasta Ourense es una de las que presenta un mejor estado de conservación y también más tráfico. No obstante, tras pasar por la Ciudad de As Burgas vuelven a aparecer los problemas. Los kilómetros alrededor de Xinzo de Limia presentan un rosario de baches en el carril derecho en dirección a tierras castellanas. En algunos lugares los saltos con el coche se hacen constantes y en otros muchos aparecen reparaciones de asfalto nuevo en mitad del viejo para tratar de eliminar los problemas. Unos ‘parches’ que no terminan de ser efectivos.
Deterioro en A Canda y Padornelo
La entrada en la provincia de Zamora todavía complica más el viaje. El trayecto montañoso entre A Canda y O Padornelo es el que presenta un nivel de deterioro mayor. El asfalto de la autovía presenta un color grisáceo claro, lo que indica el notable desgaste y, en ocasiones, adquiere un tinte amarillento. Al circular por el mismo, el conductor puede percibir la rugosidad del asfalto por el paso del tiempo y la nula renovación. Además, los baches son continous en todos los carriles e, incluso, en algunos tramos existen cortes en el firme que cruzan la calzada de un lado al otro.
En esta zona también se pueden apreciar obras en un pequeño tramo, pero no parece estar prevista la actuación integral que necesitarían estos kilómetros, que presentan un imporante desnivel en ambas direcciones. La Autovía de las Rías Baixas muestra un deterioro notable tras pasar años sin renovarse el asfalto. En definitiva, un mantenimiento deficiente por parte del Ministerio de Fomento para una de las dos autovías que conectan Galicia con la meseta y que supone un riesgo para todos los conductores.