Y es que durante muchos años un mamparo del ‘Thalassa’ recogido en las rocas de Oia sirvió como cuadro de avisos meteorológico y convirtió al club en referente internacional. El matrimonio Karlsen, cuya hija de 10 años fue la única que logró salir viva de los bajos de Cabo Silleiro, decidió emprender rumbo desde Vigo hacia Portugal sin saber que una tormenta se dirigía hacia ellos. La falta de previsiones meteorológicas provocó el desastre y motivó que el Náutico instalase un servicio de atención a yates visitantes.
Aquel mamparo del ‘Thalassa’ informó durante décadas a los barcos que arribaban a Vigo y así queda recogido en la memoria del año 1960. ‘A final de año y coincidiendo con el aniversario de este naufragio, se colocó, aprovechando un mamparo recogido entre los restos de la embarcación y ofrecido por el marinero José Durán, soporte donde diariamente se sitúa el parte meteorológico que en unión de un barómetro sirve para orientar al personal del club y aquellos que tengan prevista alguna excursión o salida al mar’, relata el artículo titulado ‘En memoria de los tripulantes del yate ‘Thalassa’ naugragado en diciembre de 1948′.
La iniciativa recibió elogios desde diversos puntos de Europa por parte de los navegantes que paraban en Galicia antes de cruzar el Océano Atlántico. Así, el mismo anuario de 1960 refleja una carta enviada el 10 de julio de aquel año desde el mayor club de yates del norte de Alemania, el Norddeusscher Regatta Verein, que agradece el servicio prestado a los visitantes.
Aquel cuadro de avisos fue utilizado durante décadas, pero desgraciadamente la pieza desapareció. ‘Yo mismo recuerdo haberlo visto, aunque se perdió en las reformas posteriores del edifico’, señala Franco Cobas, actual presidente del Náutico de Vigo.
El vigués Carlos González, el hombre que encontró a la pequeña Arnhild Utheim años después en Noruega, también afirma que aquel cuadro de avisos fue la única pieza del ‘Thalassa’ que se había conservado tras el naufragio y recuerda haberla mostrado a navegantes noruegos que hacían parada con su barcos en la ciudad.
El próximo 29 de marzo estará en Baiona la única superviviente del tráfico naufragio ocurrido el 31 de diciembre de 1948 en Cabo Silleiro. La tragedia del ‘Thalassa’, el yate holandés que encalló en los bajos de Punta do Lobo, todavía se recuerda en la comarca debido a la especial dureza que supuso para aquella familia nórdica. Arnhild Utheim, la niña de 10 años que viajaba con sus padres y su hermano Erling, de 9, logró alcanzar la costa gracias a la valentía de su padre, que consiguió arriar un bote, y de un marinero, que fue el último en depositarla en la orilla antes de fallecer golpeado por las olas.
Arnhild ya ha estado en Baiona varias veces para conocer a las personas que entonces le ayudaron. La última vez fue en 2008, cuando a bordo del crucero ‘Independence of the Seas’ llegó a Vigo y se trasladó al Val Miñor para saludar a una mujer que todavía sigue cuidando de la tumba de sus padres en el cementerio municipal.