Y precisamente con la ‘canarinha’ y no con la camiseta de los Nets fue como se dio a conocer Oscar Schmidt en EEUU en 1987. Fue en unos Juegos Panamericanos que se disputaron en Indianápolis, la cuna del baloncesto. La selección estadounidense, con su equipo de universitarios encabezado por David Robinson, se había paseado durante todo el torneo. Hasta la final. O, más bien, hasta el segundo tiempo de la final. Oscar Schmidt, que llegaba a este partido tras haberle endosado 53 puntos a México en semifinales, comenzó la final un tanto frío y ‘solo’ anotó 11 puntos en el primer tiempo. Al descanso, Brasil perdía por 14. Fue entonces cuando se desató la tormenta y, a triple limpio, Schmidt consiguió darle la vuelta al partido haciendo 35 puntos en el segundo periodo y dejando boquiabiertos a los más de 16.000 espectadores que se encontraban en el pabellón. Fue la primera derrota que encajó la selección de EEUU en su propio país. Schmidt se convirtió en leyenda. Y ya no solo en Brasil o en Caserta. Todo el mundo hablaba de aquel anotador compulsivo.
Y ahora ustedes, que han entrado en este artículo con la (vana) esperanza de que les cuente algo nuevo sobre Nolito, se preguntarán qué diablos pinta la bonita historia de Oscar Schmidt en todo esto. Repasen lo que han leído más arriba. ¿No encuentran similitudes con el caso de Nolito?
Salvando las muchas distancias que hay que salvar, claro, Nolito está viviendo un proceso similar al de Oscar Schmidt en 1987. La primera de estas distancias, y la más importante, es que al dicharachero sanluqueño no le ha hecho falta protagonizar una de las mayores gestas de la historia del deporte, marcar un par de dobletes en unas pachangas contra Bosnia y Corea del Sur ha sido suficiente.
En cuestión de días, todo el mundo ha descubierto a Nolito. En las últimas tres temporadas se han televisado todos los partidos del Celta. Algunos incluso han gozado de una audiencia más que aceptable. Pero parece que a algunas redacciones madrileñas, y también barcelonesas, no llegó la señal (que alguien avise a Tebas, que es probable que tampoco esté llegando a China). Lo que ha hecho Nolito en estos dos partidos no es nada en comparación con el repertorio que ha mostrado con el Celta.
Pero no, está claro que el celeste no vende tanto como el rojo, y ahora Nolito ha sido elevado a la categoría de superhombre. Por los comentarios de algunos, da la impresión de que un discreto futbolista de la liga de veteranos de O Porriño se ha transmutado en el Maradona de México’86. Y de ahí la decepción de los comentaristas televisivos y radiofónicos al observar la discreta primera mitad de Nolito ante Georgia. «España está echando en falta al mejor Nolito», insistían. Esperaban que el céltico cogiese el balón en su propia área, se marchase de la mitad de la población del Cáucaso y la clavase por la escuadra de chilena. Es comprensible que se llevasen un chasco al comprobar que el gaditano es un simple mortal.
Tras este breve (ja, ja, ja) preámbulo de seis párrafos, voy al grano. Hoy el Mundo Deportivo ha vuelto a la carga. El diario catalán ha rescatado el culebrón Nolito-Barcelona para asegurar que el tema está muy mal, que no hay ‘feeling’ entre el Celta y el club culé, que a ver si en Vigo hacen algo.
Tras esgrimir una serie de motivos para explicar este desencuentro, dejan lo mejor para el final y en el último párrafo se refieren a lo inevitable: el dinero. En el Mundo Deportivo afirman que al Barcelona Nolito le sigue pareciendo muy caro. ¿Qué se cree el Celta remitiéndose a la cláusula de rescisión? ¿En Vigo consideran que los millones caen del cielo en el Camp Nou? Cito textualmente: «El Barça se plantearía hoy su contratación siempre y cuando la cantidad exigida fuera negociada y no los 18 millones de su actual cláusula de rescisión, todavía vigente».
Ser un superhombre no es suficiente. O al menos no lo es para el Barça. Porque es probable que si Nolito completa una Eurocopa decente, un buen número de equipos hagan cola a la puerta de Praza de España para pagar esos 18 millones de euros. Quizás Josep María Bartomeu coja un avión, se plante en Vigo y lo veamos correr en círculos con las manos en la cabeza tratando de convencer al resto de clubes de que no cometan una insensatez, de que los están timando, de que Nolito no vale tanto.
Si he de jugarme mi dinero, apostaría a que Nolito no seguirá en el Celta la próxima temporada. Pero también lo habría hecho el año pasado y habría perdido. Eso sí, podemos estar seguros de que el verano será largo, demasiado largo.
Y ahora vuelvo al principio, a Oscar Schmidt Bezerra. ‘Mano Santa’ nunca llegó a disputar un partido de la NBA. Se contentó con ser el mejor de los que juegan donde los focos son menos potentes. Se retiró a los 45 tras cumplir su misión de superar en puntos anotados al mismísimo Kareem Abdul-Jabbar y siendo un ídolo diferente. Y quién sabe, Nolito quizás haga lo mismo.