La investigación sobre el atropello mortal de un grupo de ciclistas en al carretera Baiona-A Guarda indica que las causas fueron una distracción al volante y una velocidad inadecuada a la vía. El grupo de atestados de la Guardia Civil de Tráfico encargado de analizar el caso indica que el conductor, de 80 años, no vio a los ciclistas que circulaban por un tramo recto en sentido A Guarda.
«No se percató de la presencia de los ciclistas y, aunque logra rebasar en su marcha a los dos últimos, por escaso margen, arrolla de forma sorpresiva y sucesivamente, con gran violencia, a varios de ellos, siendo el primero en ser atropellado el que circulaba en la última posición de la columna izquierda. No se apercibió de la presencia de los ciclistas o no lo hizo con la suficiente antelación, lo que hubiera permitido evitar el accidente o minimizar los daños», señala el informe citado este jueves por los periódicos La Voz de Galicia y Atlántico Diario.
Además de las pruebas recogidas en el lugar del accidente, los agentes de Tráfico que investigaron el suceso se basan en los testimonios de otro conductor que circulaba detrás y de un ciclista que iba en sentido contrario, ambos testigos del atropello.
El informe remitido al Juzgado de Instrucción número 3 de Tui, encargado de investigar el caso, añade que no existen frenadas y que el causante del atropello no se detuvo hasta 200 metros después. «A pesar de la violencia del impacto, en lugar de realizar una maniobra evasiva de frenado o cambio de dirección que aminorase los resultados del accidente, el conductor continúa trayectoria recta, atropellando sucesivamente a varios de los ciclistas que conforman el grupo y provocando la caída de otros», indica Tráfico.
«No varió en ningún momento su trayectoria, ni cambió de carril, ni frenó. Siguió recto como si nada», señalaron los dos testigos a la Guardia Civil. Según Tráfico, los ciclistas circulaban a 30 kilómetros por hora, mientras que el conductor lo hacía a 90 por hora, 20 por encima de lo que le permitía su permiso de ciculación.
El conductor que iba detrás testificó que «cuando el turismo se acercó al grupo de ciclistas, observé que no varió en ningún momento su trayectoria, ni cambió de carril, ni frenó, siguiendo recto como si nada, y fue cuando observé que empezaron a saltar ciclistas como consecuencia de los golpes que les iba dando el turismo sucesivamente al arrollarlos».
Por su parte, el ciclista que iba en sentido contrario asegura que «le di el alto, bajó del coche y vino hacia mí diciéndome: ¿Qué pasa? ¿Solo atropellé a uno? Yo le dije: ¿pero usted no ve lo que acaba de hacer? Volvió a subirse al coche y, sin decir nada más, continuó la marcha hacia A Guarda».