En tiempos pretéritos se decía que en el reino de España no se ponía el sol, pero Portugal podría haber dicho lo mismo, pues sus territorios también se extendían a lo ancho del mundo. En aquellos tiempos, el planeta estaba repartido, fundamentalmente, entre España y Portugal. Pero el devenir de los acontecimientos históricos, en el que han destacado las malas gestiones políticas, el despilfarro económico en tiempos de bonanza, y otros factores quizá de menor enjundia, pero que también influyeron de modo definitivo en el desenlace, llevaron a los dos países a ver reducidas sus posesiones en ultramar. Hemos estado hermanados a lo largo de La historia y seguimos estándolo, principalmente, Galicia y Portugal. Ahora son tiempos de celebración y de fiesta, y la alegría portuguesa ha inundado las calles del Casco Vello de Vigo con sus tamborradas y sus animados pasacalles, tal como se observa en esta fotografía, a las puertas de La Mina.