Realmente es difícil prever estos desastres, incentivados por las persistentes y copiosas lluvias. El accidente no ha quedado nada más que en un susto, pero pudo haber sido dramático. Es evidente que el Concello no tiene culpa de estos hechos, pero no estaría de más que revisara los numerosos muros y ribazos existentes en la ciudad de Vigo y que con la acumulación de agua pueden generar un desprendimiento como este.