Gentes de todas las edades se reunieron a principios del mes de mayo en sus instalaciones, y allí dieron testimonio del nexo que constituye un colegio y una filosofía que forma parte de la vida de muchas viguesas y vigueses, e incluso de la historia de la ciudad de Vigo desde los tiempos en los que el Areal era un barrio mucho menos poblado que en la actualidad, con un tranvía que pasaba frente a su entrada camino del puerto pesquero, y con una calle Rosalía de Castro que entonces sólo era un conjunto de fincas y barrizales, pero con una comunidad religiosa entregada totalmente a la educación de los más pequeños y a la ayuda solidaria de los más necesitados, pilares fundamentales de su existencia y que constituyen un sello característico de quienes han pasado por sus aulas. La fotografía constituye un ejemplo de ese agradable acontecimiento, y en ella podemos observar, de izquierda a derecha, a Sor Purificación García, Pili Álvarez, Toya (Mª Victoria) Padín, Belén Vilariño, Paloma Laborda, y Sonia Álvarez.