En el paraje de la isla de San Simón y su hermana pequeña San Antón, tan cargadas de historia y atrocidad pretérita, se viven tres jornadas lucrativas tranquilas pero intensas, de música al aire libre durante las horas de luz diurna, sin alharacas escénicas. Solo con diversos grupos que presentan músicas variadas, intensas, experimentales y excitantes. Alguno sde esos grupos pueden ser la revelación del mañana. Por la isla pasaron unos primerizos AltJ, por ejemplo, y nunca hay que descartar que cualquier banda semi desconocida que asiste al festival no sea la sensación del pop venidero.
Ayer cinco fueron las propuestas que se presentaron en los tres escenarios de Sinsal. Abrieron el dúo portugués Pega Monstro, sólida muestra de rock crudo, andamiado en una guitarra fiera y una batería poderosa, cercano al indie punk de No Age, al que aportan muchos matices.
Tras ellas fue el turno de un primer plato fuerte, Marc Jonson. Hablamos de un cantautor que en 1972 publicó un disco de folk ácido, “Years”, y que ahora vuelve a ser recuperado, tras décadas en el semiolvido. Su concierto fue fibroso y entregado, de sonido clásico y una actitud envidiable. Jonson disfrutaba tanto sobre las tablas como el público contemplándole. Vitalidad envidiable.
El nombre más conocido del misterioso cartel fue sin duda El Guincho, el proyecto musical de Pablo DíazReixa. Sus tres discos (“Alegranza” en 2008, “Pop Negro” en 2010, “Hiperasia” este 2016) son portentosas piezas de pop deconstruido, tropicalista, con un ojo en el pop nacional de los ochenta y otro en la vanguardia y la sampladelia. Ha colaborado con Julieta Venegas, La Mala Rodríguez e incluso con la mismísima Björk, y su actuación concentró en poco más de una hora todas sus virtudes. El Guincho trae al presente el pop del futuro.
Rangda son una suerte de supergrupo underground, formado por Richard Bishop, de Sun City Girls, y Bien Chasny. de Six Organs of Admittance. Les acompaña a la batería Chris Corsano y juntos ejecutaron una suerte de hard rock con dejes progresivos, free, intenso y derivativo, que por momentos se acercaba al postcore. Una propuesta de música instrumental seca, virtuosa pero alejada de cualquier amaneramiento plomazo de guitar hero y solos sin sentido.
Y el broche final llegó de Francia con We are Match, un quinteto que se ganó a los “sinsaleros” tanto por su entrega sobre el escenario como por su magnífico pop de cámara, con magníficas armonías vocales y una sonoridad pulsante y dinámica con toques electrónicos y exquisito sentido melódico. Con su música elegante, seductora y voluptuosa pueden convertirse en la sensación musical en cualquier momento.
Hoy y mañana, jornadas completas, más música para descubrir y celebrar para los afortunados asistentes (plazas limitadísimas, Sin Sal es un espacio natural protegido) a Sinsal 2016.