Pues bien, este mismo camino -o uno muy similar- es el que recorrió la familia de Pione Sisto hace más de 20 años. Era otra guerra, pero las circunstancias eran las mismas. Este talentoso extremo danés que pretende el Celta nació en las afueras de la capital de Uganda, Kampala, después de que sus padres tuviesen que escapar de Sudán del Sur, que por aquel entonces era una provincia en guerra con el poderoso gobierno norteño.
La historia de esta familia es muy parecida a la de otras tantas de África o Asia. Víctimas de un conflicto olvidado, tuvieron que abandonar su tierra para sobrevivir. Por fortuna para ellos, su final no fue trágico. Cuando Pione Sisto tenía solo dos meses, en abril de 1995, pudieron emigrar a Dinamarca con el estatus de refugiados. El pequeño Pione, sus padres y sus seis hermanos mayores (después nacieron dos hermanas más) se asentaron en un país que en nada se parecía al suyo. Tras unos primeros años en Skive, un pueblo al norte de Dinamarca, se trasladaron a Herning, ciudad situada en el centro de la península de Jutlandia, donde Pione creció y comenzó a jugar al fútbol.
«Empecé a jugar al fútbol con siete años y siempre me he sentido feliz jugando, especialmente en el césped, pero también disfruto del fútbol callejero. Puedo jugar al fútbol durante horas sin cansarme», explicaba Pione en una entrevista concedida a un medio danés en 2015.
Todo aquel que ve a Pione Sisto con el balón en los pies se enamora de su juego al instante. Es habilidoso, impredecible, fresco e imaginativo. Transmite alegría. Una alegría que le acompaña siempre en su día a día.«Mi mensaje es que la felicidad tiene que ser la fuerza motriz, especialmente en los períodos bajos que inevitablemente van a venir», decía tras su primera convocatoria con la selección de Dinamarca.
Empezó a jugar en un club modesto, el Tjørring, pero pronto llamó la atención del primer equipo de su ciudad, el Midtjylland, en el que todavía milita. Debutó en primera división con solo 17 años y en la temporada 2014/15 fue partícipe de un gran éxito: el Midtjylland ganó la liga danesa superando a equipos de mayor entidad, como el FC Copenhague o el Brøndby. La aportación de Pione fue clave al marcar 8 goles en 22 partidos. Se había convertido de una de las mayores perlas del fútbol del país escandinavo y no tardó en llegar la llamada de selección absoluta. Eso sí, tuvo que superar algunos obstáculos antes de enfundarse la camiseta de Dinamarca.
A pesar del color de su piel y de sus raíces africanas, nadie puede dudar de que Pione Sisto es danés. Es el país en el que ha vivido desde los dos meses, el país en el que se ha educado, en el que ha crecido, en el que ha pasado frío en invierno y en el que ha corrido por las praderas verdes en verano. Incluso habla danés con un ligero acento de la región de Jutlandia, como afirmaba un periodista que lo entrevistó en 2015. Sin embargo, no pudo adquirir la nacionalidad hasta los 18 años y para conseguirla tuvo que aprobar un examen de ciudadanía. De hecho, en muchas entrevistas se ve obligado a destacar su ‘danesidad’, aunque nunca reniega de sus raíces.
«Vengo de Sudán del Sur, nací en Uganda y tenía dos meses cuando llegué a Dinamarca. Cuando me preguntan, obviamente respondo esto: soy sursudanés. Por supuesto que lo soy. Sin embargo, está claro que hay una gran ‘danesidad’ en mí. Tengo amigos daneses y me siento parte de la sociedad danesa, como todos los demás daneses», explica.
En 2013 visitó por primera vez Sudán del Sur. Fue una experiencia única y diferente, como lo sería para cualquier chaval que se ha criado en el norte de Europa. «Fue una sorpresa para mí cuando estuve allí. Por supuesto que había oído mucho sobre el país, las cosas que me habían contado mi padre y mi madre, y había visto imágenes, pero fue algo completamente distinto. El modo de vida y los pocos recursos que tienen…. Fue una experiencia especial. ¿Mi familia realmente viene de aquí? Eso me preguntaba«, asegura.
Pione Sisto es un apasionado del fútbol. Es un trabajador nato. De hecho, cuando fue convocado por primera vez con la selección de Dinamarca sus compañeros bromeaban al comentar que no se quitaba la ropa de trabajo ni para dormir. «Nunca en mi vida había visto a un jugador tan apasionado. Él entrena como un loco. A veces le tenía que decir que se tomase un descanso», explica su exentrenador Glen Riddersholm.
Este joven extremo tiene un ídolo por encima de todos: Leo Messi. De hecho, en más de una ocasión ha asegurado que su sueño es jugar junto a él en el Barcelona. De momento, este objetivo deberá esperar, aunque clubes de media Europa suspiran por él. Uno de ellos es el Celta, que podría hacerse con sus servicios este mismo verano.