Este coche de juguete, por ejemplo, que imita a un “crossover” de una destacada marca de lujo, ha dejado de interesar a su propietario antes de que el modelo real pase de moda. Con algunos deterioros que se aprecian con facilidad a simple vista, quizá provocados por el aburrimiento, lo han dejado aparcado entre dos contenedores de reciclaje, concretamente entre “Vidro” y “Papel e cartón”, posiblemente indecisos ante la disyuntiva, quizá incapacitados para introducirlo en el contenedor, o, quizá, para darle la oportunidad a otro niño que de esos que no tienen más remedio de jugar con lo que abandonan quienes nadan en la abundancia, vamos, como la vida misma: unos tan sobrados de todo y otros tan necesitados de lo imprescindible.