En los prolegómenos del partido no se produjo ninguna protesta en Balaídos. El de este jueves era un encuentro histórico, el del reencuentro con Europa casi diez años después, y el celtismo quiso disfrutar de todo lo que esta cita conllevaba y de la parafernalia que el acompañaba.
Pero con el paso de los minutos comenzaron a escucharse algunos cánticos en el estadio referidos a la inminente venta del club. «Mouriño, atende, o Celta non se vende!» se convirtió en un clamor en el minuto 20 del partido. Algunos aficionados también quisieron dejar claro que ellos, cada uno de los abonados y simpatizantes celestes, son el mejor activo del club. «Nós somos o celtismo», corearon.
Carlos Mouriño gozaba hasta ahora del pleno apoyo de la afición. De hecho, las peñas costearon hace unos meses una pancarta en la que se podía leer «Grazas presi», que fue desplegada en la grada de Rio Bajo en el último partido disputado en Balaídos la pasada temporada. Algunas decisiones impopulares, como la subida del precio de los abonos, y, sobre todo, su determinación de vender la entidad celeste y dejar esta en manos extranjeras han roto la comunión entre el celtismo y el que, por ahora, es su presidente.