Remontémonos a los orígenes. Balaídos comenzó a gestarse en 1924 y lo hizo por iniciativa privada. El Celta debía abandonar el viejo campo de Coia (estaba situado donde se encuentra ahora la calle Coruña) y un grupo de aficionados decidió crear la sociedad Stadium de Balaídos S.A., liderada por Joaquín Fontán, con el objetivo de construir un estadio moderno donde el Celta pudiese disputar sus partidos.
Esta sociedad compró terrenos en el Val do Fragoso (gastó unas 50.000 pesetas) y le encargó el proyecto al prestigioso arquitecto Jenaro de la Fuente. Las obras comenzaron en marzo de 1925, pero el ambicioso plan inicial tuvo que abandonarse en parte por falta de capital, lo que también obligó a que se aplazase su inauguración -prevista para el año 1926- hasta el 30 de diciembre de 1928, día en el que el Celta disputó el primer partido de su historia en su nuevo hogar con el, por aquel entonces, potente Real Unión de Irún como rival.
Tras la Guerra Civil, el Celta se estrenó en Primera División y Balaídos comenzaba ya a mostrar algunas deficiencias. Era necesaria una remodelación. El estadio seguía siendo propiedad de Stadium Balaídos S.A. y a finales de 1941 el Concello de Vigo acordó en una sesión plenaria adquirirlo para modernizarlo. Pero la compra no fue inmediata. Y tampoco fue el Concello el comprador.
El que adquirió finalmente Balaídos fue el propio Celta. Aunque lo hizo para cedérselo al Concello. Coincidiendo con el regreso del conjunto celeste a Primera en 1945, Stadium Balaídos S.A. accedió a vender el estadio, aunque las escrituras no se hicieron hasta 1946. El Celta lo compró por 825.000 pesetas y para esta operación firmó una hipoteca a 20 años con la Caja de Ahorros de Vigo. Automáticamente, la propiedad del campo se la cedió al Concello, que se comprometió a subvencionar el préstamo con 70.000 pesetas anuales y acometió unas obras con las que se reformaron las gradas de Río, Marcador y Gol. El Celta conservó durante esos 20 años el usufructo del estadio, pero al término de ese periodo de tiempo este también pasó a manos del Concello.
Desde entonces, Balaídos es un campo plenamente municipal y se han firmado distintos convenios entre el Celta y el Concello para su uso. El primero de ellos, establecía que el club celeste debía pagar a la ciudad 240.000 pesetas anuales en concepto de renta. El actual, no obliga a pago alguno.
Cuando se construyó Balaídos, este estaba situado en una zona rural. El estadio estaba rodeado de maizales y se encontraba lejos del centro de la ciudad. Pero Vigo ha crecido. Balaídos ya pertenece desde hace años al casco urbano y el valor de los terrenos en los que se ubica se ha multiplicado. Mouriño se comprometió este martes a hacerse cargo del coste de las obras de remodelación (fijado en unos 30 millones de euros) a cambio de la propiedad del estadio. Pero el Concello no está dispuesto a ceder. Balaídos es patrimonio de la ciudad y su precio parece muchísimo mayor.