Antes del descubrimiento de América y la llegada a Europa del maíz y la patata, la castaña, junto al trigo, era la base de la alimentación de la población europea. Este fruto tan interesante era utilizado hace mucho tiempo como el sustitutivo de la patata en guisos, para hacer pan, en purés, mermeladas…
Además del sinfín de cosas que se puede hacer con este fruto seco, no podemos olvidarnos de sus propiedades ya que este fruto seco es rico en nutrientes, aportando sobre todo hidratos de carbono y fibra, así como vitaminas del grupo B, ideales para reducir la sintomatología propia del otoño, en la que es común sentirnos apáticos o melancólicos. Además es una fuente de hierro, minerales y fósforo.
Y nada chic@s ahora os dejaré una recetilla muy sencilla y diferente para que pongáis en práctica. Ahí os va:
Delicias de castaña
Cuece las castañas peladas hasta que estén blandas en agua, que les cubra poco, y añade unas gotas de anís estrellado, canela y una corteza de limón. Si son castañas secas tienes que ponerlas en remojo la noche anterior y cocerlas en la olla a presión al menos media hora.
Una vez cocidas, escúrrelas y quítales los aderezos. Pásalas por un pasapurés o por un colador con ayuda de un mazo, o simplemente machácalas. Mézclalas con una cuarta parte en volumen de calabaza dulce cocida, la ralladura de una mandarina, una pizca de canela y la cuarta parte del total de azúcar integral.
Mezcla todo y llévalo a fuego lento removiendo para que la densa masa formada vaya adquiriendo una consistencia pastosa. Déjala enfriar hasta que quede templada. Haz bolitas pequeñas con las manos y rebózalas con sésamo. Y ya tienes una deliciosa receta para este otoño.