Donald Trump The Destructor, en solo siete días nos ha demostrado que es el mayor impulsor de la hostia a tiempo –mal entendida- y follower entusiasta de las torturas que funcionen, como el waterboarding (ahogamiento simulado) reservado en primera instancia para los presuntos terroristas. Sus primeras órdenes ejecutivas, que parecen firmadas literalmente a puñal en lugar de a pluma, refrendan medidas como el principio del fin de la cobertura sanitaria básica de Obama, la construcción del muro con México, la expulsión de indocumentados, deportaciones por miles o medidas impositivas que van desde sancionar a las ciudades que protejan a indeseables sin papeles, hasta gravar un 20 por ciento las importaciones mexicanas para financiar el vergonzante blindaje de hormigón en la frontera sudamericana.
Es lo que tiene avalar y poner a dirigir un país a un súper millonario malcriado y caprichoso que ni siente ni padece los problemas de los ciudadanos y cuyo concepto de necesidad responde únicamente al afán de acaudalar mayor poder y patrimonio propios. Los morritos de Trump esconden hoy una de las principales amenazas para el conjunto de las especies de este planeta y en el Reloj del Juicio Final (Doomsday Clock) nos dejan a treinta segundos menos del fin del mundo. Este indicador para alertar sobre las amenazas que se ciernen sobre La Tierra, creado por científicos del grupo Bulletin of the Atomic Scientists, se queda solo a dos minutos y medio del boom total, gracias a la entrada atronadora del elefante republicano en la cacharrería que es este inestable mundo. No en vano Trump lleva también entre sus ideas conciliadoras expandir la capacidad nuclear de los Estados Unidos. Está dispuesto a pasar del maletín al llavero nuclear, colgado del pantalón.
Sería muy fácil caer en la tentación de reflejar con una rima lo que va a hacer el Magnate Presidente americano número cuarenta y cinco. Pero mejor hinco la atención en esos morritos envenenados y fríos a los que quieren hacer la cobra todos, salvo tal vez la América profunda y los profundamente ruines y rencorosos en cualquier lugar.