Iván, pescadito, tú que has repartido tanto cariño a todos nosotros, padres, hermana, Ángel, a los abuelos… Lo entregaste todo hijo mio y no dejaste nada para ti, qué pena, me quedé solo, sin mi sombra, mi amigo, cómplice, mi gran hijo… En su carta de despedida, lo único que conozco de la nota, es “cuidar de la abuela y que no se entere de mi marcha”.
Tu sensibilidad y bondad no te dejaban entender esta sociedad llena de fraudes e injusticia y decidiste irte a otro lugar que estuviese a tu altura. Que sepas hijo mio, que tu perro Toro, tu fiel amigo, no pudo soportar la pena por tu ausencia y justo al mes de irte, también decidió irse contigo.
Espero que ya estés con el gran ‘abu’ Manolo y juntos tratéis desde ahí, hacernos a todos un poco mejores y que sea tu muerte un icono, para que no vuelva a haber mas negligencias. Hasta pronto mi niño, con todo nuestro amor.
Firmado: Juan Durán