Simplemente hemos de sustituir el pollo entero con piel por pechugas de pollo y controlar la cantidad de aceite que utilizamos para elaborar el sofrito. De este modo, convertiremos un guiso de toda la vida en un plato casi de dieta, o cuando menos, un plato que podamos degustar sin remordimientos.
Ingredientes para 4 personas:
600-750 g de pechugas de pollo.
75 g de pimiento rojo.
150 g de champiñones.
75 g de guisantes.
2 zanahorias.
2 cucharadas de tomate triturado {o salsa de tomate}.
75 g de cebolla.
2 dientes de ajo.
1 hoja de laurel.
una pizca de romero y tomillo.
sal.
750 ml de caldo de pollo.
2 cucharadas de aceite de oliva.
azafrán.
Preparación:
Limpiamos las pechugas de pollo y las cortamos en trozos, ni muy pequeños ni muy grandes. Salpimentamos.
Ponemos en una cazuela grande y baja las dos cucharadas de aceite y cuando esté bien caliente, sofreímos el pollo, removiendo de vez en cuando, hasta que haya dorado todo de manera uniforme. Retiramos de la cazuela y reservamos.
Sofreímos ahora las verduras: la cebolla, el ajo y el pimiento rojo picaditos, las zanahorias en rodajas, los champiñones {dependiendo de su tamaño} enteros, a la mitad o en cuartos. Cuando las verduras estén bien sofritas, añadimos el tomate triturado o la salsa de tomate y dejamos rehogar un par de minutos más.
Añadimos entonces los guisantes y el pollo que teníamos reservado, la hoja de laurel y una pizca de romero y tomillo, así como unas hebras de azafrán.
Cubrimos con el caldo de pollo y dejamos cocinar unos 40 minutos, hasta que el pollo esté bien tierno.