Quizá fuera porque aquellos tiempos que ya han quedado atrás eran tiempos en los que la vida parecía ser en blanco y negro, sin excesivas alegrías, sin colores llamativos. Pero esas tristezas ya han quedado atrás y el mundo de los plásticos consiguió abrir la puerta a los colores vivos y variados, a las combinaciones de color más atrevidas, a veces casi imposibles, y al alcance de todos los bolsillos. Y así es, que los tendales actuales, aun cuando sólo tengan las pinzas sujetas a sus cordeles, constituyen en sí mismas una obra de arte espontánea.