Así relataba en 1960 el que entonces era cronista oficial de la ciudad, Xosé María Álvarez Blázquez, la jornada histórica de la expulsión de los franceses un 28 de marzo de 1809. En su obra «La Ciudad y los Días. Calendario histórico de Vigo» (Edicións Monterrey, 1960) recurría a los historiadores P. Legísima, José de Santiago y Avelino Rodríguez Elías.
Este domingo, 208 años después, en un ambiente totalmente festivo la zona vieja de la ciudad convirtió esta fecha definitivamente en su gran jornada popular. Miles y miles de almas se «arrojaron» al Casco Vello desde primera hora para conmemorar la victoria de las tropas de Pablo Morillo y Cachamuíña.
Durante las horas centrales del día, corrió el vino y el licor café, triunfó de nuevo el «choripán» y el churrasco, para llegar a la hora cumbre. La representación comenzó como es habitual en la Porta do Sol y descendiendo por la calle Carral llegó el gran momento del derribo de la puerta de A Gamboa con el hacha de Carolo. De allí hasta el puerto para escenificar la huida de los franceses.
Así relataba Álvarez Blázquez aquella expulsión: «En las fragatas inglesas Lively y Venus, que al iniciarse el asalto habían colaborado a la operación con su artillería, embarcaron los vencidos en la mañana de este día 28. Eran 39 oficiales, con los generales Chalot y Limousin, y 1.443 soldados. En nuestra ciudad dejaron un magnífico botín de guerra, que tan útil sería después en la prosecución de la campaña contra el invasor: 39 piezas de artillería, 107 cajas de cartuchos, 57 quintales de pólvora, 339 caballos, 60 carruajes, la caja del pagador militar con 117.000 francos y el equipaje personal del Mariscal Soult».
Este domingo, una vez más, los franceses se marcharon entre abucheos mientras las «milicias» gritaban «¡¡Viva Vigo!!».