En las épocas primaverales, un conjunto de árboles a ambos lados de la calzada forman con sus ramajes un gigantesco y sorprendente túnel vegetal que desemboca en la Plaza de España, conocida también por muchas personas por la plaza de los caballos, en referencia a la escultura de José Oliveira ubicada en el centro de la misma. La obra de Oliveira representa unos caballos salvajes que suben hacia el cielo por una rampa que simboliza una cascada y que, en principio, iba a estar continuamente vertiendo agua desde la parte superior, pero que por diferentes motivos —sobre todo por los efectos del viento— se redujo el recorrido. La obra, como decimos, es espectacular y constituye una referencia para propios y foráneos. Muchas veces, su entorno es el punto de concentración y de partida para manifestaciones multitudinarias. A diario, los conductores que bajan por la calle Manuel Olivié y que esperan a que el semáforo les permita el paso, tienen una vista privilegiada de de esta obra que, como muchas otras, engrandecen la ciudad de Vigo gracias a la iniciativa del alcalde socialista Manuel Soto, que fue alcalde de la ciudad durante doce años. En ocasiones, como puede observarse en la fotografía, algún pájaro hace un alto en su vuelo para posarse sobre la cabeza del caballo que está en lo alto, quizá para observar, desde esa atalaya, el bullir del tráfico de una ciudad pujante que no se amilana ante las dificultades.