El que había sido central del EuroCelta venía avalado por ser discípulo de Bielsa y por hacer milagros con un modesto equipo chileno, el O’Higgins, al que convirtió en campeón por primera vez en su historia. Pero a pesar de su indudable carisma y de que el celtismo todavía lo recordaba como un ídolo por su total entrega en su etapa como jugador, su contratación fue recibida con algunas dudas. No tenía experiencia en Europa y su propuesta futbolística no era demasiado ortodoxa.
Pero Berizzo comenzó con buen pie. Logró que la plantilla supiese entender su ideario futbolístico y el Celta inició la temporada 2014/15 realizando un fútbol exquisito. En la décima jornada el equipo vigués consiguió ganar en el Camp Nou (0-1). Un triunfo histórico, ya que hacía 73 años que el Celta no derrotaba al Barcelona a domicilio en un partido de Liga. Pero esta victoria no le sentó bien al equipo, que entró en barrena. De los siguientes 30 puntos en juego, solo obtuvo 2. 10 partidos sin ganar. Una catástrofe.
El Celta, que apuntaba a Europa al inicio de temporada, estaba coqueteando con el descenso. Y la paciencia de la directiva estuvo a punto de agotarse. Berizzo recibió un ultimátum: si no ganaba al Córdoba en la jornada 21, sería despedido. De hecho, el club ya tenía sustitutos en la recamara.
Aquel 31 de enero de 2015 se vivió un partido dramático en Balaídos, pero tuvo final feliz y Berizzo comenzó a forjar su leyenda. Eso sí, con la colaboración del colegiado Teixeira Vitienes. Nolito adelantó al Celta en el minuto 55 y parecía que los vigueses tenían controlado el partido y romperían su sequía. Pero una jugada en el 80 a punto estuvo de provocar la destitución de Berizzo. Se produjo un encontronazo entre Planas y un jugador del Córdoba (Rossi) y en un principio Teixeira indicó falta a favor del Celta. Sin embargo, segundos después, tras consultar con su asistente, varió su decisión inicial y señaló el punto de penalti.
Este cambio de parecer del árbitro provocó la reacción de Berizzo. El entrenador salió de su banquillo, se metió en el campo y se fue hacia el colegiado para señalarle que su nueva decisión era errónea y que en el caso de haber existido falta de Planas, esta habría sido fuera del área. Teixeira dudó durante unos interminables tres minutos en los que volvió a consultar a su asistente. Finalmente, el árbitro cántabro cambió de nuevo su decisión y señaló de nuevo falta a favor del Celta.
Como es lógico, Eduardo Berizzo fue expulsado por invadir el terreno de juego. Pero se marchó del campo aclamado por la afición, como un héroe. Porque aquella desesperada maniobra salvó su puesto y también cambió la historia del Celta. Aunque los que estábamos aquel día en Balaídos todavía no lo sabíamos.
Tras esta agónica victoria ante el Córdoba (1-0), el Celta enderezó el rumbo. Protagonizó una magnífica segunda vuelta y, además de lograr la permanencia sin agobios, acabó la temporada en octava posición y a solo cuatro puntos de Europa.
El regreso a Europa
Este final de Liga le dio mucho crédito a Berizzo y la siguiente temporada demostró que se merecía la confianza. Y es que a pesar de que el equipo sufrió alguna baja importante, su rendimiento creció y logró dos hitos en la historia del celtismo: alcanzó las semifinales de Copa tras eliminar al Atlético de Madrid en una memorable eliminatoria de cuartos y regresó a competiciones europeas diez años después. Ya nadie dudaba de que Berizzo era el entrenador ideal para el Celta y pronto se alcanzó un acuerdo para su renovación. El técnico, como reconoció más tarde el por aquel entonces director deportivo, Miguel Torrecilla, rechazó ofertas «escalofriantes» para quedarse en Vigo y dirigir el crecimiento del equipo.
Una temporada memorable
Y llegamos ya a la actual temporada. El listón estaba más alto que nunca y Berizzo pidió una plantilla acorde con las circunstancias. Pero la mayoría de sus peticiones no fueron atendidas. No llegó un portero y tampoco el ansiado mediapunta. Aquí comenzaron las desavenencias con la directiva y la dirección deportiva, ya encabezada por Felipe Miñambres. Pero Berizzo apenas se quejó en público. Y cuando lo hizo, fue con mesura y mucha educación.
No disponer de una plantilla con todos los elementos que habría deseado, no fue un motivo de excusa para el argentino ni un obstáculo para que el Celta compitiese a su mejor nivel. Y es que esta temporada que este domingo finaliza es una de las mejores de la historia del club. De nuevo el equipo alcanzó las semifinales de la Copa del Rey. Esta vez, tras eliminar al todopoderoso Real Madrid. Y se quedó a un suspiro de la final en un fatídico partido en Mendizorroza.
Pero tras la decepción de la Copa, el equipo no se descompuso y se centró en Europa. Y fueron cayendo los rivales: Shakhtar Donetsk, Krasnodar, Genk… Y el Celta rompió su techo histórico: por primera vez jugaría unas semifinales europeas y en ellas se enfrentaría a todo un coloso, el Manchester United. Esta historia sucedió hace solo unos días, seguro que la recuerdan bien. Derrota en Balaídos y partido memorable en Old Trafford en el que los vigueses gozaron de una ocasión en el último segundo para colarse en la final. El fútbol volvió a ser cruel con Berizzo y sus muchachos.
Pero mientras se iban firmando gestas sobre el césped, algo extraño ocurría en los despachos. La esperada renovación de Berizzo no llegaba. En enero parecía que el club le hacía un guiño al argentino al apoyarle de forma inmediata y entusiasta en su decisión de que Orellana no siguiese en el equipo. Unas semanas después, Felipe Miñambres anunció que habían comenzado las negociaciones para renovar a Berizzo y que era optimista. Pero la buena noticia definitiva nunca llegó. Comenzaron a multiplicarse los rumores. Media España quería a Berizzo: Athletic, Valencia, Villarreal, Sevilla… Aun así, las negociaciones con el Celta seguían y el técnico argentino aseguraba que su primera opción era el Celta y que lo único que pedía era un proyecto ambicioso.
La versión de los hechos del club, sin embargo, es distinta. Según la directiva, el acuerdo no se produjo por desavenencias económicas y este miércoles se rompieron definitivamente las negociaciones. Berizzo no seguirá en Vigo. Se han acabado sus lúcidas ruedas de prensa en A Madroa y se va sin derribar esa puerta que tanto ha golpeado. Todavía no se sabe cuál será su nuevo destino. De momento, dice que se marcha a casa. Pero lo lógico es que pronto vuelva a entrenar y el Sevilla parece una plaza muy apetecible. Lo que es seguro es que vaya donde vaya seguirá honrando al fútbol y manteniéndose firme en su audaz propuesta futbolística.