Ingredientes:
250 g de chocolate negro.
55 g de mantequilla.
2 huevos medianos.
100 g de azúcar.
210 g de harina.
1/2 cucharadita de levadura química {tipo Royal}.
una pizca de sal.
1/2 cucharadita de vainilla en pasta {o extracto de vainilla}
azúcar blanquilla y azúcar glas para rebozar las galletas.
Preparación:
Fundimos el chocolate negro al baño maría o en el microondas. Lo mejor es trocear el choco muy pequeño para que se derrita con más facilidad. Cuando esté fundido -deberemos hacerlo poco a poco en el micro, sacando cada pocos segundos y removiendo para que no se queme el chocolate-, añadimos la mantequilla a temperatura ambiente y removemos hasta que esté todo bien disuelto.
Con ayuda de nuestro robot de cocina o batidora de varillas, batimos el azúcar y los huevos hasta que tomen un color blanquecino y estén ligeramente montados.
Añadimos la vainilla y el chocolate fundido y seguimos mezclando.
En un bol, tamizamos juntas la harina, la levadura y la sal.
Añadimos los ingredientes secos a la mezcla de las galletas. Terminamos de incorporar todos los ingredientes, formamos una bola y reservamos en la nevera durante 1 hora, para que la masa tome consistencia.
Precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo. Protegemos la bandeja de horno con papel de hornear.
Formamos bolitas pequeñas con la masa, las pasamos primero por azúcar normal y después por azúcar glas y las colocamos en la bandeja, algo separadas.
Horneamos a 180ºC durante aproximadamente 10 minutos, hasta que se abran y queden craqueladas. Quedan crujientes por fuera, pero blanditas por dentro, no debemos pasarnos de horneado o se quedarán secas.